POR JUAN CUÉLLAR LÁZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTIDUEÑA Y FUENTEPIÑEL (SEGOVIA)
Y los días soleados nos brindan una buena oportunidad para reunirnos con nuestra gente y con nuestros amigos, y así compartir con ellos tertulias y buenos momentos, como puede ser un almuerzo en la bodega, que siempre ha sido una excusa perfecta para estos encuentros. Las fotos (conocidas ya por muchos de vosotros) son de hace algunos años (de 1985 la primera y de 1988 la segunda).
Este tipo de reuniones, lamentablemente, son cada vez más esporádicas porque las circunstancias y los imponderables van marcando el devenir de los tiempos y de las costumbres. Todo cambia, todo evoluciona, pero, lo esencial, permanece, aunque sea en el recuerdo. Un recuerdo cada vez más esquivo y huidizo como el caprichoso y sutil sol de febrero.
¡Buen día!