POR GABRIEL SEGURA HERRERO, CRONISTA OFICIAL DE ELDA (ALICANTE)
Cuando el frío se intensificaba y los cultivos árboreos permanecían en el letargo invernal, la única labor agrícola que restaba era la poda. Hoy los tiempos han cambiado, y en las segundas residencias de la huerta eldense hay que seguir podando los árboles para darles forma y favorecer los frutos.
Pero a la poda le siguen otros trabajos anexos como el troceado para aprovechar la leña y el triturado de la hojarasca y ramajes secundarios.
Bajo un espléndido cielo mediterráneo invernal, hoy ha sido una intensa mañana de «trabajo agrícola» en la pequeña parcela familiar de la antaño feraz huerta eldense. En compañía de mi hijo y del amigo Antonio Lozano Baides hemos dado buena cuenta del triturado para su conversión en materia orgánica cuando venga el labrado o roturado mecánico de la tierra.
¡La barbacoa o gachamiga de agradecimiento no se hará de esperar!, pues como acuñó el gran Alfonso Guerra: ¡el campo para quién lo trabaja!.
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