Para ello, sus piezas se mezclan con las del museo por todas sus salas, buscando un diálogo entre la materia y el tiempo. Escultura contemporánea entre piezas históricas… un paseo por el arte de hoy y la sensibilidad de siempre, un diálogo sereno, sin ruidos, con la historia lejana y cercana de Ávila y su tierra.
En cuanto a la presentación de la exposición, estas son las impresiones de quienes han participado en su desarrollo.
‘Vivencias e imágenes’ es el título del texto que nos traslada el escultor Emilio Sánchez a propósito de su obra expuesta en el Museo de Ávila: “Este proyecto comenzó cuando Jesús María Sanchidrián, presidente de Amigos del Museo me propuso montar una muestra que reflejase el diálogo que siempre existirá entre el arte del pasado y el del presente.
Cómo podía pensar siquiera, a mis ocho años, cuando estudiaba en este mismo edificio, que pasado el tiempo exhibiría aquí algunas obras de mi colección.
Los recuerdos que llegan a mi mente entre estos muros son entrañables y la ilusión de compartir espacio en estas salas repletas de sabiduría e historia es algo muy especial para mí.
La pretensión de esta iniciativa es establecer una relación entre lo emocional y lo figurativo contenido en las obras del pasado, y el reflejo en el presente de la evolución de esas dos premisas mientras se recorren las salas que guardan la esencia que cada época y cada autor nos ha legado.
Perspectiva del ayer
Vivencias e imágenes que, como eslabones de la cadena de la vida, se entrelazan para enseñarnos su realidad desde la perspectiva del ayer, sembrando en mí el deseo de ser un puente entre ambas realidades a través de la expresión personal”.
El director del Museo de Ávila, Javier Jiménez Gadea, habla en ‘Cosas e historia’ en la presentación: “No pretendo hablar aquí de Emilio Sánchez: ya sus obras hablan por él, como emblemas parlantes de su trayectoria. Tampoco quiero hablar de sus obras: otros habrá que, con mayor conocimiento para ello, den su opinión desde la Historia y la Crítica del Arte.
Sí quiero, sin embargo, hablar del museo, de este Museo de Ávila, público y centenario, que custodia, investiga, y ofrece a la sociedad el devenir histórico de este territorio, a través de su patrimonio material: las “cosas” de la Historia.
En esas cosas hay piedras; en esas cosas hay metales; en esas cosas hay barro, madera, tejidos, papeles… huesos también. Cosas orgánicas e inorgánicas que nos cuentan cómo ha pasado el tiempo y cómo lo han vivido, sufrido, disfrutado, etc, quienes en los siglos pasados anduvieron por estas tierras. Pero en esas cosas, sin embargo, también hay un “algo”, indefinible y sutil, que atraviesa constantemente la historia y la convierte en intrahistoria, como elemento común que traspasa generaciones y genera identidades.
Ese “algo” está también en la obra de Emilio, en sus “cosas”. También es sutil e indefinible, pero está… se huele, se respira con la mirada. Enlaza perfectamente con las cosas históricas del museo, porque tiene raíz y parece surgir, a la vez, del tiempo y de la tierra.
Una casa
Por ello, el museo, este museo, más que un diálogo lo que le ofrece hoy al escultor es una casa: una casa común de cosas e historia”.
Desde la Asociación de Amigos del Museo de Ávila, Jesús María Sanchidrián Gallego apunta sobre el poder que tienen los museos como medio para el intercambio y enriquecimiento de distintas manifestaciones culturales: “La Asociación de Amigos del Museo de Ávila tiene entre sus fines la promoción del patrimonio, las bellas artes, la arqueología, la etnografía y la cultura en general, y a ello contribuye con creces la organización de la muestra escultórica del veterano artista Emilio Sánchez García (Gil García – Ávila, 1948), al mismo tiempo que nos sirve para descubrir el pasado y abrir nuestras mentes por un futuro mejor a través del arte con la fuerza del museo.
Así pues, a la vez que el Museo de Ávila acomete sus misiones principales (recolección, conservación, comunicación, investigación y exposición), la presente muestra permite un acercamiento a la comunidad a la que se debe, a la vez que participa honrando las colecciones museísticas, sus historias y sus legados, abre diálogos sobre la memoria, la tradición y la sociedad, crea sinergias de nuevos significados para las generaciones futuras, y se revela para un público global cada vez más diverso.
El presente proyecto expositivo se enmarca también dentro de las actividades de sostenibilidad de difusión e información sobre el paisaje natural, el medio rural y el patrimonio, ayudando al público a entender conceptos complejos y matizados, haciéndolos más accesibles y atractivos, lo que se lleva a cabo, en este caso, en un diálogo abierto con el pasado mostrando novedosas creaciones materiales y espirituales que el artista interrelaciona con las antigüedades y artesanías del museo.
Intercambio
Al mismo tiempo, con la exposición se descubre la necesidad de concienciar sobre el hecho de que los museos son un importante medio para el intercambio y enriquecimiento de distintas manifestaciones culturales, sin olvidar que valen también para el desarrollo de la comprensión mutua, la cooperación y la paz entre pueblos.
Con todo, se pretende, a través del diálogo artístico que da título a esta exposición, construir comunidad y ofrecer una oportunidad de aprendizaje para conformar una sociedad civil informada y comprometida con la cultura. Y este es el poder de los Museos”.
‘La búsqueda de la esencia de las cosas’ es la propuesta del poeta José María Muñoz Quirós en la contemplación de la obra de Emilio Sánchez: “Siempre que un artista se enfrenta a la materia cuando, ante la realidad que sustenta su proyecto, tiene que resolver los caminos por los que debe transitar para transformar las cosas en obras de arte, la pregunta es siempre la misma: ¿hasta dónde la mirada se adentra en lo que nada ha conocido hasta ahora para poder transformar lo que parecía ser solo un esbozo de todo un universo nuevo de extrañas sensaciones.
En esta magnitud de hallazgos se mueve el escultor Emilio Sánchez, que ha buscado en la naturaleza, en la espacialidad ya existente, en el recodo de lo cotidiano, donde situar su mundo creador surgido en contacto con esta realidad.
Y desde ese instante, la materia se rehace, envuelta en nuevos significados, y resurge vital y efímera, constante y mágica, para llevarnos de la mano de la sorpresa por donde no sospechábamos.
La esencia de las cosas aparece cuando desentrañamos el centro de su existir y dejamos a la vista lo que no podíamos antes contemplar por su ocultamiento. Se nos da la grandeza del conocimiento percibido por la mirada que busca, en cada uno de los momentos propuestos por el artista, su propia identidad, el renacer de las cenizas de lo perdido, la fructífera resurrección de lo que antes solo parecía ser parte del olvido y de lo inexistente.
Hay en cada propuesta de estas esculturas, asombradas en un su espacio natural, un contagio de luz, una benevolente magnitud de vida y de fuerza, de arraigo telúrico, de intensa serenidad y de secreta armonía.
Cuando nos envuelve la esencia del paisaje y de la piedra, del árbol y de la flor, del sueño de las cosas, estamos retornando a la infancia de lo originario que se nos va apareciendo en el lugar desde donde poder hablarnos con su inmenso silencio”.
El catálogo de la exposición, abierta en el Museo de Ávila hasta el 9 de abril, puede descargarse aquí.
FUENTE: https://avilared.com/art/67939/fotos-las-esculturas-de-emilio-sanchez-inundan-el-museo-de-avila