POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Se llama marzo y tiene por apellidos: Primavera, Cuaresma, San José, dama de noche, azahar, sol, floración, revoloteo y piar de pájaros. Marzo ha llegado para traernos una luz limpia que acarrea la aurora resucitadora para penetrar en el alma de una dama que llega deseosa de abrir de par en par sus puertas. Todo o cuasi todo marcea derramado de blanco, amarillo, rosa, verde y morado. Porque en este mes renace la vida, que le produjo a don Antonio escalofríos machadianos.
Porque las manos de marzo se estiran en sus hechuras ensanchando los brazos del aire que trae esta luz que llega callada, sin molestar. Una luz larga, alegre y transparente. Y fue la flor. Y la vida. Primero se vistieron los almendros, luego las mimosas y los frutales que estrenan traje nuevo.
Y ahí andan marceando y salpicando este mes que va como Miguel, en su elegía al amigo a quien tanto quería, del corazón a los asuntos.