POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Esta fotografía está alojada en la Fototeca de la Diputación de Badajoz. Fue tomada por el fotógrafo Fernando Garrorena Arcas (1901-1965). Su predecesor Ángel Garrorena Bernabé tenía estudio abierto en Barcelona, en la plaza de la Barceloneta, donde Alabern hizo el primer daguerrotipo español. Garrorena se trasladó a Badajoz y se instaló en la calle de los Padres, falleció en 1902.
Sería su hijo, Fernando Garrorena Murias (1868-1924), quien se hizo cargo del estudio de su padre. Fue el fotógrafo más importante que tuvo Badajoz en el tránsito del siglo XIX al XX. Su obra ha adquirido una enorme relevancia debido a la calidad de sus composiciones, sus acabados y la perfección de los retoques.
Continuador de la obra de Garrorena Murias, fue Fernando Garrorena Arcas (autor de la foto que ilustra este comentario), que tuvo en la calle San Juan de Badajoz su estudio, considerado como el fotógrafo más destacado y el que colaboró más intensamente en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (año 1929). Precisamente la fotografía que ilustra este comentario participó en la Exposición Iberoamericana con el número 225.
La imagen testifica que aún no estaba hecho el llamado “Puente de los Suspiros”, se encontraba en negociación su proyecto, entre el lobonero don Luis Chorot de Coca y don Rafael Benjumea Burin, conde de Guadalhorce y Ministro de Fomento en la Dictadura primorriverista (1926-1930), que unió las poblaciones de las orillas del río Guadiana, ya que desde Mérida a Badajoz no había ningún otro puente, impidiendo el progreso y el avance de la economía de los pueblos. Los trabajos se ejecutaron en la II República, en treinta y dos meses. El puente de quinientos treinta y ocho metros de longitud fue inaugurado en julio de 1934.
Las turbinas y el Pico (Balcón de Extremadura
La fotografía muestra la escasez del arbolado en los márgenes del río y la vega, solamente algunos naranjos en la zona de El Arenal. También aparece el edificio llamado “Las Turbinas”, donde con anterioridad estuvo un molino harinero propiedad de don Pedro Coca Pizarro, don Ángel Chorot Prieto y don Mariano Maza Bejarano, heredado de sus antepasados, según escritura otorgada en Lobón el 29 de marzo de 1902. Fue comprado por don Jorge Diez Madroñero López de Ayala, marqués de la Vega, que contrajo matrimonio en Puebla de la Calzada con doña María Antonia de Coca Conejo.
El marqués de la Vega fue un hombre adelantado a la época en la que vivió, que trajo a la sociedad de aquellos días nuevas ideas e iniciativas industriales y empresariales. Desde Las Turbinas, instaladas en el salto sobre el Guadiana, conocido como “La Pesquera”, la Sociedad Madroñero y Compañía dio luz eléctrica a Lobón, Montijo, Puebla de la Calzada, Solana de los Barros y parte de Almendralejo. Construyendo el Palacio en la calle Badajoz, la fábrica de harinas Ntra. Sra. de la Concepción, teniendo proyectada una fábrica de chocolate en la calle Nueva, pero no pudo porque le alcanzó la muerte. Tiene una calle con su nombre en Puebla de la Calzada, la antigua calle Montijo.
Asimismo en la fotografía hay una vista parcial de la zona de “El Pico”, llamado Balcón de Extremadura, pues así quiso llamar la reina Isabel II, a esa parte más elevada de Lobón, que antes acogió el hospital de pobres y la ermita de Ntra. Señora de los Remedios y el primer cementerio que tuvo la villa de Lobón.