Tras su rehabilitación integral será dedicado en los próximos años a centro cultural para diversos usos.
Josefa de Jovellanos (tras profesar como agustina sor Josefa de San Juan Bautista) falleció -tras penosa enfermedad- el día 7 de junio de 1807, tres días después de su 62 cumpleaños y en aquel convento de agustinas su cuerpo fue sepultado bajo las losas del claustro, como era costumbre.
Allí quedó Remedios Catalina, en aquella primera congregación de religiosas de vida contemplativa que se había asentado en Gijón en el año 1669 (tras otra fundación en Llanes) y estuvo hasta 1842 en el lugar que -con la Desamortización- pasó a ser ocupado por la Fábrica de Tabacos.
Quedan ya muy lejanos los tiempos en los que el Ayuntamiento de Gijón les donó 4.000 ducados y la parcela para construir el convento allá por el año 1669, y el rey Carlos II les entregó con la misma finalidad 158.000 maravedíes.
Esta congregación de agustinas de Gijón pasó en 1940 a ocupar otro gran convento en Somió, donde siguen apenas media docena de hermanas que siempre recuerdan a los visitantes que no pierden la fe en aquella especie de profecía atribuida al beato Diego José de Cádiz -un fraile franciscano del siglo XVIII que recorrió toda España como predicador en misiones populares- el cual afirmaba que “si las Agustinas faltasen de Gijón, el mar se tragaría la ciudad”.
FUENTE: https://www.facebook.com/franciscojose.rozadamartinez