POR JOSÉ ANTONIO RAMOS RUBIO, CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO (CÁCERES) Y OSCAR DE SAN MACARIO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE CASAS DE DON ANTONIO (CÁCERES)
Municipio de la provincia de Cáceres, Mesas de Ibor pertenece a la comarca funcional de Navalmoral de la Mata. El municipio cuenta con un caserío donde la arquitectura popular muestra la mejor de sus caras. Cerca del embalse de Valdecañas, aparece rodeada de bellos paisajes, donde las encinas y alcornoques proliferan en abundancia.
En su término se conservan dólmenes, y en el cerro Castrejón fueron encontradas varias falcatas ibéricas y otras joyas en una necrópolis de la Edad del Hierro; restos de la misma época han sido hallados en el puerto del Campillo. En el paraje de Las Viñas hay varias tumbas altomedievales antropomorfas.
De los tres puentes que salvan el río Ibor, uno de ellos es romano, probablemente de época Trajana, por el que pasaba la calzada, luego aprovechada por la vereda mesteña y cuyos últimos restos fueron eliminados con la construcción del saneamiento público.
Mesas de Ibor se encuentra entre las villas conquistadas cuando es ganada Plasencia en 1187. Con el reinado de Sancho IV Mesas de Ibor pasa a formar parte del señorío de Belvís de Monroy, adquiere la condición de villa, como atestigua el rollo jurisdiccional que se ubica en la plaza.
En el siglo XIII se traza la cañada mesteña que atraviesa el término municipal y que entra por el puente romano, desde entonces conocido como ‘Puente de las veredas’, que tiene un descansadero entre los arroyos de la Sierpe y de los Vallejos al que llaman también de ‘Las veredas’.
Una fecha de interés para este pueblo la marca la Guerra de la Independencia, concretamente el 17 de marzo de 1809, cuando tuvo lugar la batalla de Mesas de Ibor, con victoria francesa. Del enfrentamiento queda como testigo un paredón derruido a lo largo de la sierra.
Fue muy corto el señorío de los Duques de Frías en la población, pues los señores de Belvís, al igual que los Condes de Oropesa, de Jarandilla y de Deleitosa, durante siglos fueron de la Casa de Alba. Tras la abolición de los señoríos en 1836 se enajenan varias dehesas, como la de Valdehigueras, Acehuchal y Herradero, que son compradas por campesinos acaudalados provenientes en muchos casos de La Vera (Romero, Yuste, Fernández) e incluso de Salamanca (Bejarano).
Frente al cementerio municipal, en la antigua salida a Peraleda de San Román por el camino de la Mimbre, se alza una cruz de piedra sobre dos gradas cuadrangulares, con robusta basa de piedra o losa gruesa cuadrada donde se apoya la columna octogonal, muy deteriorada y cubierta de líquenes. Remata en una cruz de hierro de la que solamente resta el vertical. Por sus características estilísticas consideramos que puede fecharse a finales del siglo XVIII.
En el antiguo camino a Belvís de Monroy se conservan los restos de la Cruz de los Mártires; concretamente la basa de piedra cuadrangular. Precisamente en el paraje de los Mártires hay una fuente romana. El vulgo popular menciona las cruces de los Curieles, Pozo Grande y Povadilla, que se encontraban en parajes naturales de alto valor ecológico, pero todas han desaparecido.