POR JUAN ANTONIO ALONSO RESALT. CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE LEGANÉS (MADRID). PRESIDENTE DE LA REAL ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE CRONISTAS OFICIALES (RAECO).
Hace tan solo unos días tuve la oportunidad de viajar a la isla de Menorca y de poder disfrutar en varios pueblos y ciudades de sus increíbles parajes y sus inolvidables paisajes, su gastronomía, su inmenso patrimonio y su historia. Mahón, Alaior, Es Mercadal y hasta el mirador de la Virgen del Toro, Ferrerías y Ciudadela fueron mis destinos.
Y fue, en esta última e inolvidable ciudad de Ciudadela donde me encontré por sorpresa con una curiosa noticia y todo un acontecimiento para los menorquines, como es que los Reyes tenían la intención de acercarse hasta allí e inaugurar una Farmacia situada en el casco antiguo que les había legado en testamento a la propia Casa Real y a los nietos del Rey emérito, un afamado, antiguo y adinerado farmacéutico.
Era la última voluntad reflejada en un documento ante un notario del boticario llamado Juan Ignacio Balada Llabrés, hombre culto, monárquico y solitario que, tras fallecer un 18 de noviembre de 2009 a los 69 años de edad, hizo herederos en su testamento a los entonces Príncipes de España, Don Felipe y Doña Letizia, y a los ocho nietos del actual Rey emérito, dejando escrito que si no querían aceptar esta herencia, iría destinada al Estado de Israel.
La herencia del boticario y coleccionista menorquín estaba compuesta por un variado y heterodoxo patrimonio que incluía pisos, edificios enteros, inmuebles en estado semirruinoso, huertos, un palacete de 500 metros cuadrados, una colección de radios antiguas, un piano y este histórico local comercial, negocio farmacéutico de estilo modernista, ubicado en una zona urbana del casco antiguo y dentro de una arcada.
Finalmente los Reyes aceptaron la donación y decidieron emplear la herencia en causas benéficas. Se vendieron algunos activos y propiedades para crear la Fundación Hesperia, de la que los Reyes son presidentes honoríficos. La Fundación realiza varias labores, entre ellas, la investigación en el ámbito de las enfermedades raras y la inserción de jóvenes discapacitados en Menorca. La parte que pertenece a los ocho nietos de los Reyes eméritos permanece intacta, a la espera de que todos cumplan los 18 años y, posiblemente, decidan entregar los fondos de su probable venta a la Fundación.
En la puerta principal de esta Farmacia Llabrés situada en unos transitados soportales de la Carrer Josep María Cuadrado de Ciudadela, cercana al Teatro des Borm, que se ha convertido en uno de los principales referentes y de los pocos testimonios que quedan en ésta isla del llamado modernismo en Menorca, se puede leer en su llamativa cristalera de colores y plomo, estos días impoluta, el viejo mensaje comercial “Farmacia Llabrés. Soluciones Asépticas. Oxigeno Químicamente puro. Alopatía. Laboratorio”.
Estos vitrales del antiguo laboratorio son la pieza más valiosa de un conjunto de muebles y elementos decorativos catalogados por su valor histórico y patrimonial que la Fundación Hesperia ha ido recobrando de la antigua farmacia, entre ellos una curiosa caja registradora.
Ésta antigua Farmacia Llabrés ahora magníficamente rehabilitada es un espacio habilitado para actividades sociales y laborales y un lugar de atención para los mismos vecinos y los visitantes, gracias al esfuerzo de la Fundación Hesperia y al Consell Insular de Menorca, que lo destinan a talleres propios de esta entidad social, y a local histórico a recorrer por futuras visitas turísticas locales y del resto de España.
El espacio rehabilitado fue un emblemático negocio familiar que Balada Llabrés recibió a su vez de su madre y que después de más de 30 años casi en el olvido y el abandono, recupera su antiguo esplendor y entidad como botica del pueblo que fue.
La reforma y la recuperación del negocio de este conocido boticario menorquín han sido ejecutadas con fondos de la Fundación Hesperia, entidad encargada por los Reyes para la gestión de esos bienes que Juan Ignacio Balada Llabrés
dejó en testamento en 2009 poco antes de morir, y sin haber conocido a los Reyes.
La Familia Real cedió este inmueble a la Fundación de Personas discapacitadas de Menorca que, junto con Hesperia,
conforman una serie de entidades de interés general.
La Fundación Hesperia que recibió la parte heredada por los Reyes a la muerte del farmacéutico es la encargada de apoyar, gestionar e impulsar proyectos sociales no solo en la isla de Menorca, sino también en Mallorca, las islas Baleares y el resto de España.
Desde Hesperia, la primera obra fue apoyar a la constituida Fundación de Personas con Discapacidad de (Ciudadela)
Menorca cumpliendo así el último deseo del farmacéutico Balada Llabrés para que los beneficiarios de todo su legado fueran decididamente colectivos desfavorecidos pero radicados, sobre todo, en la isla balear donde residió y murió.
Tanto la Fundación Hesperia como la de Discapacitados de Menorca suscribían en 2014 un acuerdo para poder utilizar esta farmacia durante 10 años, una vez que fuera rehabilitada y puesta en valor.
Así es como Don Felipe y Doña Letizia realizaron recientemente una visita a la Farmacia Llabrés, ubicada en la localidad de Ciudadela de la isla de Menorca, acompañados por las autoridades baleares, donde recibieron explicaciones por parte del coordinador de esta Farmacia Llabrés, Joan Mascaró, junto a la intérprete de lengua de signos, Olga López, que les ofrecieron una breve explicación del proyecto de esta, ahora, afamada botica junto a la Consejera de Bienestar Social del Consell Insular de Menorca y Vicepresidenta de esta Fundación para personas con Discapacidad de Menorca, Bárbara Torrent.
Los Reyes que recibieron el cariño y los saludos de los vecinos de la vieja ciudad, firmaron en el Libro de Honor y visitaron unos paneles explicativos del proceso de restauración de la farmacia llevado a cabo en los últimos años.
Los monarcas se trasladaron poco más tarde a pie para presidir el acto de inauguración de la Farmacia Llabrés, entre vítores y saludos de los vecinos al Teatre des Born de Ciudadela, situado frente al Ayuntamiento en la Plaza Des Born, cercano a la Catedral de Santa María, al monasterio de Santa Clara, el puerto de la Ciudadela, el histórico y especial Mercado Municipal de los Pescados, al palacio de Torresaura y el Obelisco que ocupa el centro de ésta emblemática Plaça des Born, un monumento solemne de 22 metros de altura, erigido en memoria de aquellos que entregaron sus vidas en 1558 por defender en el pasado la ciudad contra los otomanos.
Es el mismo lugar donde tradicionalmente se celebran entre algarabía, gritos y fiesta, todos los años por Sant Joan, un 24 de junio, las carreras con caballos de les Cavallers, difíciles juegos ecuestres de origen medieval que levantan pasiones y acercan más a los ciudadanos y turistas a la cultura y la tradición más arraigada de Menorca.
FUENTE: http://femp.femp.es/files/842-386-fichero/Carta%20Local%20n%C2%BA%20365,%20febrero%202023.pdf
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