POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Verán amigos lectores, quiero en primer lugar pedir disculpas por la broma que les voy a relatar, que, aunque con el permiso de los interesados, me ha surgido hoy mismo, cuando comienzo a escribir estas líneas, mi cita semanal en este Diario de Ávila.
Principalmente por ser Cronista, pero especialmente por amistad, me han pedido acompañar a un grupo de gentes de diversas procedencias, este domingo primero de diciembre. Estaba la ciudad llena de gentes, turistas y visitantes de puente, que todo el día y la noche esta animada la ciudad. Era una reunión de primos de una familia, y adjuntos consortes con alguna gente menuda. Verdaderamente un grupo muy agradable. Y yo tan animoso pues con el grupo. ¡Yo sí que era el adjunto!!!
Y en un momento de la visita por nuestra Plaza de la Villa, me seguían cual procesión cívica, atentos a las explicaciones sobre estos entornos históricos de nuestro Arévalo. Y se me ocurrió la broma: “parezco el flautista de Hamelin seguido de los ratoncillos del cuento…”, cuando de repente una carcajada afloró en la mayor parte del grupo. Y es que resulta que a esta familia en su origen la conocen con el apodo de “Ratón”, y por tanto rodeado de toda una saga de ratones, una circunstancia que yo desconocía. Automáticamente, con mis disculpas y avergonzado pensé “tierra trágame”. Pero todos me dijeron que eso no les ofendía nada, que solo era un apodo o mote, y resultó de lo más ocurrente.
Les recordé una de mis columnas, “Se busca flautista” que se publicó el domingo 29 de julio de 2007, precisamente cuando aquella plaga de los “topiratones” invadía nuestros campos y aún los pueblos y ciudades. Aquello pasó de una broma ocurrente al dramatismo de la importancia de la plaga.
Pero en esta ocasión era muy distinto, era un buen grupo, como los visitantes de este majestuoso puente que está llenando nuestras calles y nuestro recorrido turístico, también el gastronómico. Pero nunca esto es una plaga, aunque fuera una historieta recurrente. Pues, la verdad, yo me encontraba tan orgulloso con esa comitiva que me seguía como al flautista del cuento. Prometí que escribiría algo, y aquí está, con todo el cariño, respeto y sin guasa por eso del mote… saludos amigos.
También es como una romería la afluencia de gentes, y mucha gente menuda, para ver la iluminación navideña, tan madrugadora, como en todas partes, que la navidad cada vez es más larga, llena de luces, de consumismo a pesar de la crisis y carestía de la energía.
Toda la ciudad luce una abundante y llamativa iluminación por calles y plazas, con el gran árbol metálico y luminoso de la Plaza del Arrabal, con el Belén del “templete” en la Plaza del Real, y con esa iluminación especial que iniciaron el año pasado en la Plaza de la Villa, tan bonita y acogedora, que es un marco muy fotografiado por todos los que bajan a verla… la Navidad ha venido… ¡nadie sabe cómo ha sido! Tan pronto… los visitantes lo agradecen, aunque esto no sea Vigo con su espectacular atractivo, pero ¡ni falta que nos hace! Largo pinta este ambiente navideño, pero todo se andará.
Hoy, y perdonen que me ponga en plan personalista, vuelvo a hablar de mí, de mis experiencias, aventuras y vivencias, que al fin y al cabo son el tema de estas columnas.
Y estaba yo en mi torre mudéjar cuando recibí una invitación de mi buen amigo Samuel, el mocetón de Tele Ávila, la 8 , para su programa “Todo lo que nos gusta”. Yo pensaba que era para hablar de algún tema o personaje de Arévalo, pero no, en esta ocasión era yo mismo. Es más difícil hablar de uno que de otros, le dije yo, pero acepté, porque siempre estoy dispuesto a colaborar. Y así, el día y la hora previstos me presenté en un bar del Mercado Chico de la capital, escenario vistoso y agradable… cuantas cosas me sacó el amigo periodista, se ve que sabe manejar los tiempos y las circunstancias, y que me conoce bien, fruto esto de muchas aventuras informativas. Qué corta se me hizo la grabación, señal ineludible de lo bien y relajado que me encontraba, sin duda por obra de Samuel. Ya me conocéis un poco más… me has sacado más de lo que pensaba. Por cierto, cuanta audiencia y también después en las redes, cuantos mensajes estoy recibiendo. Es verdaderamente gratificante y merece la pena… simplemente gracias.
FUENTE: EL CRONISTA