POR JOSÉ MARÍA SAN ROMÁN CUTANDA, CRONISTA OFICIAL DE LAYOS (TOLEDO)
En el afán de divulgación de la cultura, Santiago Camarasa tuvo un gran interés por el concepto de Castilla, por su idiosincrasia y por los valores históricos que la han configurado a lo largo de la historia como región noble y poderosa. De este interés nació una publicación que, a pesar de ser corta en su vida, gozó de una gran profundidad cultural e informativa. ‘Castilla’ nació el diez de marzo de 1918, y lo hizo como una forma de reivindicar el ideal castellano.
El primer editorial de la revista lo expresó con fuerza: «CASTILLA pretende mostrar o, mejor aún, revelar el valor de elementos activos, no gastados en las luchas políticas, pero capaces de una actuación en favor de los intereses regionales, hasta la fecha un tanto olvidados». A lo largo de su corta vida, la ideología de esta publicación se configuró en un sentido regionalista que no solo se oponía a la unidad de España, sino que defendía a ultranza, por considerar, como así escribió en el número cuatro de la revista Fidel Domingo Monedero, «que separadas las distintas regiones entre sí, es decir, formulando cada una un estado independiente, carecerían de esa vitalidad que únicamente se obtiene cuando se encuentran ligadas y constituyen un todo».
La revista, dirigida por el gran Camarasa, trató diversos temas siempre en clave castellana, entre los que destacaban los relacionados con literatura, arte, cultura, agricultura, sucesos, tradiciones, folklore e historia, siempre acompañados de las dos señas de identidad de las revistas que dirigió el periodista toledano: un papel de muy buena calidad y una gran profusión de imágenes y grabados de mucho valor.
Y, por supuesto, contando con periodistas e informadores de primera línea en su equipo editorial. La estructura orgánica la presidía Camarasa, quien nombraba a subdirectores en cada una de las provincias de Castilla. Entre los perfiles más reconocidos, el subdirector de Madrid, que lo fue el reconocido académico Ángel Vegue Goldoni; el subdirector de Valladolid, que lo fue el renombrado intelectual Narciso Alonso Cortés; el de Ávila, que lo fue el conocido Catedrático Fermín Herrero Bahillo; o el de Burgos, que lo fue Juan Leoncio Urabayen, profesor de la Escuela Normal de la ciudad.
Las secciones de ‘Castilla’ fueron muy interesantes y variadas, siempre escritas por personajes reconocidos en cada provincia y buscados por la dirección y la subdirección provincial de la revista. La sección ‘Horas Castellanas’ es un extraordinario resumen de las noticias generales que acaecían en la región, aportada ordenadamente por provincias y clasificadas en categorías como meteorología, hechos recientes de interés, eventos oficiales, actos políticos o visitas de personajes ilustres. Otra sección interesante, la más ilustrada, se tituló ‘Monumentos Castellanos’.
En ella, se publicaban imágenes de algunos de los monumentos y recintos patrimoniales más importantes de la región, predominando fundamentalmente las imágenes toledanas por aparecer hasta en siete números distintos. Muchas de esas fotografías fueron realizadas por otro gran colaborador tanto de esta publicación como de la revista ‘Toledo’: el arquitecto y fotógrafo Narciso de Clavería. A esta sección le siguen ‘Cuentos Castellanos’, dedicada a acoger narraciones enviadas por los colaboradores de la publicación, y la sección ‘Pueblos castellanos’, en la que se recogían retazos históricos de cada una de las localidades castellanas aportando una gran profusión de datos en un lenguaje adaptado al lector.
Sin duda, una gran publicación que, como fuente de investigación, goza de una riqueza extraordinaria.