POR FERNANDO LEIVA BRIONES, CRONISTA OFICIAL DE FUENTE-TÓJAR (CÓRDOBA).
Cuentan que en aquellos lugares en donde la sequía asola campos y ciudades y en donde se espera con inquietud el resurgir de la vida, cuando llega la lluvia eclosionan las plantas y los animales se empreñan, entonces los lugareños rinden culto a las Fuerzas de la Naturaleza o adoran a sus divinidades creadas “ex profeso”. Mas en otros parajes, caso de mi pequeño pueblo, en donde la monotonía placentera de lo cotidiano invita aún más al sosiego y al comportamiento estoico y donde no importa el tiempo porque, en mayor o menor medida, la programación de lo por hacer viene dada por la costumbre, al ocurrir cualquier evento, la vida, al estilo griego, se vive intensamente: pongo como ejemplo la Semana Santa.
Esta gran fiesta, sencilla aquí, como no podía ser de otro modo debido a las peculiaridades de mi villa, discurre de una forma poco comprensible para aquellos que habitan inmersos en el mundo del estrés. En mi pueblito, más que trasnochar por estas fechas, se madruga.
Al apuntar el Sol, los cultivadores parten al campo a labrar, yo diría que a mimar sus tierras. Las mujeres, con el “escobiche” en ristre, refrescan con cal las fachadas de sus casas antes de dirigirse a aprovisionarse en las tiendas y mercadillo, mientras tanto los chiquillos aún duermen. Como cualquier otro día del año, así transcurren el lunes, martes, miércoles, jueves y sábado santos; pero el Domingo de Ramos, el Viernes de Dolor y el Domingo de Resurrección son diferentes. El primero, con la misa y la miniprocesión en recuerdo de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. El último con la procesión infantil y risueña “del Niño de la Bola” y “del Resucitado” (cuando revivía el Señor la mañana del Domingo, una vez que tocaban a Gloria las campanas, los chiquillos recorríamos las calles del pueblo y los caminos del término haciendo sonar campanillas y esquilones con todas nuestra fuerzas en señal de alborozo).
El Viernes Santo es otra cosa: al mediodía, después de haber estado la noche anterior “velando en la Parroquia”, nos engalanamos con las mejores vestimentas para acompañar a Jesús y a “la Dolorosa” en su recorrido procesional haciendo un alto en el Calvario después de presenciar la acostumbrada “carrerilla” de la imagen del Cristo a hombros de los porteadores (lo mismo harán los costaleros y costaleras en la “procesión del Silencio”). Llegados a la cumbre, delante de la ermita del Calvario, ante los ruegos que hacemos mis gentes y yo “mirando a las alturas” (quizá recordando inconscientes las súplicas que nuestros antepasados -los iliturgicolenses- hicieron a los dioses lares y penates), la imagen articulada de “el Nazareno” bendice al pueblo, a los campos, a los animales y a los “hornazos” (gallinitas de pan simulando poner huevos echadas en su nidal, símbolo del resurgir de la Madre Naturaleza después del letargo invernal).
Es el Día Grande. Devueltas las sagradas imágenes al templo, cofrades y penitentes nos detenemos a tomar unas “cosillas” en los bares, ya que los “potajes o mojetes” y la siesta aguardan en las casas… y es que a las doce de la noche, los lugareños tenemos cita con “el Crucificado y la Virgen de las Lágrimas” en la procesión “del Silencio”, singular procesión en donde participan al tiempo los cinco sentidos: la vista, al percibir el colorido de los tronos y las siluetas claro-oscuras proyectadas en las fachadas; el oído, al escuchar el redoblar de los tambores y, cuando llega el sigilo, los trinos de los ruiseñores que velan por sus hembras y nidos en los huertos cercanos; el tacto, al palpar la suavidad de los cirios o la pesadez de quienes portean los pasos, y el olfato, al captar los perfumes desprendidos por las velas y los que llegan arrastrados por el fresco vientecillo provenientes de las flores de azahar, de la celinda, del membrillar y del habar… Ah, se me olvidaba, “el regustillo” por esas percepciones que invitan a participar en muchas Semanas Santas. Por último, pienso que no está de mal recordar a los grandes cantaores y cantaoras de saetas: Carmen Pérez Pareja, José Zapater Ropero “el Niño Priego”, Manuel Ruiz Marín, Custodia González Calvo, María Matas Calvo y su hija Aquilina Luque Matas, Carmen Calvo González, un Sr. anónimo y Dolores Sánchez Calvo, fallecida el Jueves Santo de 1996. Su muerte me produjo una gran consternación por la fecha del triste acontecimiento y, embargado de lirismo, quise evocarlo en un soneto escrito en su memoria el Viernes Santo de ese año. Con posterioridad, en 1999, un mosaico costeado por el Ayuntamiento se colocó en la fachada de su casa (tal mosaico no existe ya ¿?).
La elegía dice: “A tu Cristo y a tu Virgen no cantaste // las saetas a su paso por tu puerta. // La ventana que mantuviste abierta // este año ´ad aeternum´ entornaste. // A tu pueblo y a tu gente nos dejaste // sin suelo, sin abrigo, sin cubierta, // sin camino… con la esperanza incierta // de oír otro cantar como entonaste. // Y cuando en Estación de Penitencia // los tronos a tu casa se acercaban // la voz de tu Tójar enmudecía // lamentando con tristeza tu ausencia: // Sus gentes a los cielos elevaban, // en tu honor, sus rezos en sintonía”. NOTA: Las cuatro fotos correspondientes a 1979 me las cedieron la familia Ruiz González (A. R.G.)
BIBLIOGRAFÍA:
CALVO MURIEL, R. (1991): “María Santísima de las Lágrimas”. Rvta. Iliturgícola “La Voz de Tójar”, 1. Fuente-Tójar (Córdoba). CALVO y CALVO, F. (1991): “Actos de la Semana Santa´91 en Fuente-Tójar”. Rvta. Iliturgícola “La Voz de Tójar”, 1, pág. 5. Fuente-Tójar (Córdoba). LEIVA, F. (1990): “Fuente-Tójar”. En Semana Santa en los Pueblos Cordobeses, pp. 213-215. Colección VIANA de la Caja Provincial de Ahorros (Córdoba). ÍDEM (2001): “Fuente-Tójar”. En El Libro de Oro de la Semana Santa de Córdoba (Edición del Diario Córdoba), pág. 249. ÍDEM (2013): “La Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores y la Hermandad del Crucificado o del Cristo de Perdón (Fuente-Tójar, Córdoba)”. En Crónica de Córdoba y sus Pueblos, XIX, pp. 389- 419. RUIZ, M. “EL DE FAUSTO” (2007): Historia de la Villa de Fuente-Tójar. Ayuntamiento de Fuente-Tójar (Córdoba). V.A. A.A. (1991-1993): “Rvta. Iliturgicola, la Voz de Tójar”, nºs. 1-5. Edit. por Hermandad del Crucificado, Fuente-Tójar (Córdoba). Puede verse más ampliamente consultando LA PÁGINA pacolaboega. Dirección: fuentetojar.webcindario.com.