POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Llamo a la memoria bajo la sombra de las moreras de las escuelas de las eras, en estos días de mediados de abril de las no o o aguas mil. Sus hojas verdes constituyeron el alimento básico de nuestros gusanos de seda. Rito hermoso concentrado en una caja de cartón que daba cobijo y alojo a huevos, larvas, capullos y mariposas. Bajo el régimen general de autónomos ejercitamos, sin apenas percatarnos, nuestro primer empleo, el gratificante y productivo oficio de la sericultura. Quehaceres, afanes, juegos saludables y competitivos, ya que se organizaba toda una pugna sana para ver quién cosechaba más capullos de seda.
Pido que sean declaradas “Bien de Interés Protegible”, las hermosas y antiguas moreras de las escuelas de las eras que se nominó primero, en su origen, Grupo Escolar “14 de abril” y luego “Virgen de Barbaño”, que viven y habitan los territorios que están frente a las viviendas que se fueron de los maestros. Siendo así preservadas ante una posible tala, amparada por el desatino de un inconsciente progreso. Porque somos, como afirma José Saramago, “la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizás no merezcamos existir”.
Por ellas, por las moreras, tanto promocionó y trabajó el maestro Leopoldo de Hoyos González (Pesaguero 1881-Madrid 1950). De las actividades que protagonizó este maestro se hicieron eco los diarios Correo de la Mañana y Correo Extremeño. En este último, don Leopoldo escribía a finales de enero de 1929, un artículo que titulaba: “Sobre enseñanza de la sericicultura”. El maestro pedía se hiciesen plantaciones de morera sericícola, en su variedad Morus Alba.
Cuando llegó a Montijo vivió en la calle Virgen de Barbaño, participando en la Fiesta del Árbol que por entonces se organizaba. Conoció a sus compañeros, seguidores de las técnicas de Freinet, que trajo a Montijo desde Las Hurdes Maximino Cano Gascón. Mantuvo una saludable amistad con Rafael González Castell que le hizo una caricatura. ¿Sería don Leopoldo el que pidió que se plantaran moreras en los territorios cercanos al Cuartel de la Guardia Civil, Grupo Escolar y viviendas de los maestros de Montijo? Don Leopoldo siguió ejerciendo el magisterio en el colegio Virgen de Barbaño, donde se jubiló. Falleció en Madrid en febrero de 1950.
Para saber más sobre este maestro lebaniego acceder al siguiente enlace https://cronicasdeunpueblo.es/…/un-maestro-explorador…