POR BIZÉN D’O RÍO MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE LA HOYA DE HUESCA
Dentro de la Meteorología Popular, podemos incluir las tradicionales rogativas que el pueblo realizaba cuando no existía esta ciencia que hoy nos adelanta y predice el tiempo que ha de llegar. Entonces las gentes tenían que recurrir a los agüeros, calandras y demás previsiones populares fruto en gran parte de una experiencia ancestral, claro está que en la zona norte de España desde Galicia a Cataluña, dentro de una cultura céltica que hermanaba a sus pueblos, existió el “fedor d’a pluvia” (hacedor de lluvia) especie de mago que conocía las nubes y los vientos y podía más o menos predecir en cuantos días se podría contar con la lluvia, pero la cristianización erradicó en parte las viejas creencias y supersticiones y ante una grave necesidad se iniciaron las prácticas de “Rogativas” a la divinidad consistentes en procesiones dentro o fuera de los templos, marcadas con un carácter de penitencia, ya que durante esos días, los fieles durante siglos guardaron la abstinencia y el ayuno ordenados por la Iglesia, y tomaban parte de todas las oraciones y ceremonias, incluso dejando de trabajar en talleres, campos y granjas, acudiendo a los actos vestidos de negro y descalzos en señal de esa penitencia y propiciación para esa agricultura.
Aunque ya en el año 590 durante el pontificado de San Gregorio Magno se intentaron fijar fechas para su celebración, el tiempo resultaba imprevisible y con carácter extraordinario, el papa y los obispos podían prescribirlas en cualquier época del año en calamidades y necesidades públicas perentorias, tras el Concilio Vaticano II, el Directorio sobre la Piedad Popular, dictaminaba que fuera la Conferencia Episcopal de cada País y definía la “Rogativas” como “súplicas públicas de la bendición de Dios sobre los campos y sobre el trabajo del hombre, que tienen un carácter penitencial”. Recientemente, consisten en una procesión con el rezo de las “Letanias de los Santos” acompañando la procesión que recorre los campos secos, acompasando su trayecto con el canto de poemas compuestos especialmente para los santos venerados en cada zona o de especial devoción, pues todo ello ha estado siempre muy vinculado a la antigua creencia del poder mágico de los cánticos, después, esta procesión es seguida de una misa propia del día, con preces especiales en el Ritual, relativas a peticiones de lluvia para los campos.
Estas “Rogativas Ad pretedam lluviam” es muy probable que suplantaran a las “Robigalia” romanas, tradicionales festejos de carácter agrícola, que se celebraban en honor del dios Robigo, con procesiones por los campos y sacrificios de animales, con el único objetivo de interesar a esa divinidad pagana en el cuidado y protección de los sembrados. En el Altoaragón durante siglos, nuestros mayores han acudido en tiempos de sequías, guerras, catástrofes, suplicando la ayuda de los Santos y Vírgenes, las “mojas” de cuerpos santos, romerías penitenciales a lugares inhóspitos, misas de Agua, en las catedrales reuniendo en ellas a familias y sagas enteras a primerísima hora de la mañana, pero muy especialmente rogativa al Santísimo Christo de Los Milagros, que era sacado a la puerta de la Catedral, ascendía la Cofradía de San Lorenzo con la imagen del patrón oscense y deteniéndose ante el Santo Cristo, el prior hacía la petición imitando la voz de San Lorenzo, decía….¡Misericordia Señor!,¡Dadnos agua Señor!, mientras no faltaba algún hortelano somarda, que por lo bajo, buscaba más recomendación, y rezaba así…..
San Isidro Labrador,
Xornalero de lo campo,
Tú que yes prosimo a Dios
Pedile augua tal campo
FUENTE: EL CRONISTA