POR ALBERTO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE BADAJOZ.
Un gaditano no dice Cádiz, sino Cái. Ni un badajocense, Badajoz, sino Badajó. No hace falta más. En estas ciudades la z, en lugar de perfeccionarlas, las desvirtúa.
Aunque sus primeros pobladores se remontan al neolítico, el origen exacto de Badajoz no está datado con precisión.