POR BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT, CRONISTA OFICIAL DE XIXONA (ALICANTE)
Una de las epidemias más virulentas del siglo XVI fue la peste atlántica, que asoló la península ibérica entre 1596 y 1602.
El 30 de noviembre de 1596 atracó en Santander el barco Rodamundo, capitaneado por el oficial Rutinel y que procedía de Flandes. En sus bodegas llevaba una carga letal. La mayor parte de su tripulación estaba infectada por la peste. Al desembarcar los tripulantes enfermos para ser atendidos, la enfermedad se extendió.
Era una peste castellana, pero que llegó a las comarcas interiores del reino de Valencia a través de la ruta comercial textil, que unía los centros productores sederos valencianos y los talleres manufactureros de Toledo. En nuestra zona se la conoció como la peste de Xàtiva, ya que castigó profundamente a esta población, al ser un punto neurálgico en las comunicaciones y se temió que su expansión fuera irremediable.
Desde el verano de 1599 la peste sobrepasó el control sanitario establecido en la Font de la Figuera y cercó las comarcas interiores del Reino de Valencia, desde Ontinyent hasta Alcoi.
La enfermedad apareció el 7 de julio de 1599 en Cocentaina debido a la llegada de unos castellanos que traían un cargamento de lana procedente de zonas afectadas. Como medida cautelar se pidió a los comerciantes que abandonaran inmediatamente la población; sin embargo, ante su negativa, se requisó la carga y se incineró. Al mismo tiempo el Consell de la villa acordó celebrar la festividad de San Roque, como santo protector contra la peste.
ALCOI Y SAN ROQUE
Desde la primavera de 1600 las noticias sobre la próxima llegada de
la enfermedad en nuestra zona aumentaron. Signo evidente es el hecho de que a partir de marzo de 1600 aumentaron de forma notable el otorgamiento de testamentos en Alcoi.
Las medidas preventivas que adoptaron los dirigentes alcoyanos fueron: publicar una crida para impedir la entrada de personas y mercancías de las áreas infectadas, incrementar el control en las puertas de acceso a la villa y prohibir la venta de ropas usadas. Además, se tomaron disposiciones sanitarias como: alquilar una casa extramuros de la población y pintarla con cal para desinfectarla (por lo que popularmente sería conocida como la Casa Blanca) y reforzar el servicio que se ofrecía en el hospital. Los enfermos eran conducidos de noche a los centros asistenciales para ser tratados por médicos y cirujanos y atendidos por los frailes de los dos conventos de Alcoi. Aquellos que superaban la enfermedad eran enviados a porgar a un lazareto situado en el monte del Carrascal en la Font Roja, donde permanecían durante su convalecencia.
Otras medidas, más bien espirituales, que se adoptaban en los casos de peste consistían en encomendarse a la protección de un santo. En 1599 el arzobispo de Valencia, Juan de Ribera otorgó licencia a los pueblos para que en caso de peligro eligieran un patrón protector mediante el mecanismo de extracción de una bola de un saquito.
El 2 de abril de 1600 cuando se conoció que la peste había afectado a dos casas intramuros de Alcoi se convocó un consell general para elegir un santo patrón protector contra la enfermedad. Para dar la mayor solemnidad al acto se requirió también la asistencia de todos los oficiales de la villa y también del batle real y del mustaçaf, quienes no solían ser llamados a los consejos generales. Inicialmente se cantaron unos salmos al Espíritu Santo y seguidamente el párroco Bertomeu Solivera subió al púlpito y recordó a los presentes el motivo de la celebración.
La elección la realizarían los oficiales de la villa, quienes nombrarían a unos santos por los que sintieran especial devoción y escribirían
su nombre en unos papelitos o redolins, que serían colocados dentro de un saquito, donde un niño extraería a suertes uno de ellos. Se recordó a los presentes que cuando la peste atacó la villa en 1530 y 1531 los alcoyanos invocaron a San Roque y el peligro cesó, por lo que, en agradecimiento, levantaron al santo una ermita e iglesia y se votó su fiesta perpetua como patrono. Para realizar la elección los oficiales se dirigieron a la sacristía donde escribieron el nombre del santo por el que sentían especial devoción. El batle eligió a san Gregorio Magno; el justicia a san José, esposo de María; el jurado primero a la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo; el segundo a san Diego de Alcalá y el tercero a san Bonifacio mártir; el racional a santa Ana, madre de María; y finalmente el síndico a san Ambrosio doctor. El jurado primero se dio cuenta de que en esta relación faltaba san Roque, quien era patrono contra la peste desde 1531, pidió que se incluyera su nombre y prometió que en caso de ser elegido se haría una procesión y oficio solemne con sermón y una misa privativa en su ermita cada domingo o fiesta de precepto del año.
Una vez incluido el nombre de san Roque se procedió a la extracción del santo por las manos inocentes del hijo del justicia, que tenía apenas casi cuatro años. El elegido fue san Roque. El justicia, en nombre de todos los vecinos, pronunció el voto solemne a San Roque y prometió que su festividad se celebrase perpetuamente como un día de domingo o fiesta de precepto, que cada 16 de agosto se hiciese procesión a su ermita y que allí se oficiase un oficio solemne con sermón y que cada domingo o fiesta de guardar se diese una misa privativa también en su ermita. También se comprometió a restaurar el ermitorio del santo con fondos de los bienes de propios municipales.
A pesar de esta elección los alcoyanos no se libraron de la enfermedad. Con el objetivo de buscar la protección divina se decidió marchar en procesión al convento de Agres, donde se guardaba la imagen milagrosa de Nuestra Señora del Castillo y hacerle entrega de un cáliz de la parroquia de Alcoi. La negativa de los eclesiásticos a desprenderse del cáliz retrasó su entrega hasta abril de 1606. Este hecho fue germen de polémicas entre la iglesia y
las autoridades municipales, ya que los clérigos criticaban que se hubiera entregado un bien parroquial en cumplimiento de una promesa que había realizado la población y no su clero. En 1622 se determinó que el consistorio devolviera el cáliz que había sido depositado en Agres; sin embargo, en 1628 el consell acordó que el cáliz se quedara perpetuamente en Agres y que se comprara otro similar para la parroquia, pero esto no se produjo hasta 1639.
La reacción individual más generalizada fue la de abandonar la población para refugiarse en las masías.
En opinión de Torró la enfermedad afectó al menos a un 10% de la población.
La enfermedad duró más bien poco, unos cuatro meses, ya que a mitad de septiembre ya se estaba recuperando la normalidad, como así indicaba el Batle al Mestre Racional de Valencia: “la vespra de Nostra Senyora de Setembre, se començaren a obrir les cases dels empestats per a que tornàs la gent que en dit temps auia purgat en lo carrascal, y de allí auant començà a tornar la gent que estaua fora, y a mitjant setembre o a la fi de dit mes ja la major part era tornada”.
Según los estudios de Torró la enfermedad afectó negativamente a la agricultura, puesto que la producción de cereales disminuyó de una forma apreciable. Al mismo tiempo disminuyeron un 20% los precios de los cereales y un 30% su consumo.
El patronazgo de San Roque en Alcoy decayó a comienzo del siglo XVIII cuando el municipio dejó de sufragar esta festividad. A comienzos del siglo XX fue derribada la antigua ermita de San Roque por la ampliación del cuartel de infantería y se construyó un nuevo templo en sus inmediaciones, ampliado durante la posguerra. Finalmente el templo obtuvo la categoría de parroquia bajo la advocación de san Roque y san Sebastián.
Ontinyent y san Pedro de Verona.
La peste afectó a Ontinyent a comienzos de la primavera de 1600. El 29 de marzo los vecinos de Ontinyent procedieron a elegir a un patrón ante la peste. El elegido fue san Pedro de Verona, aunque con el objetivo de incrementar la protección hicieron votos para la celebración de las festividades de san Abdón y Senén, san Roque, san Sebastián, san Bernardino, san Pedro, san Gorgonio y san Doroteo.
La peste no desapareció y el 23 de abril se eligió a un nuevo patrón, en esta ocasión a santa Ana, aunque sin éxito. Finalmente se acordó realizar una peregrinación general a Agres, donde se veneraba la Virgen del Castillo. De este santuario los romeros trajeron un manto con la imagen de la virgen, que fue depositado en el convento de San Cristóbal de Ontinyent. Seguidamente se acordó conmemorar la fiesta de esta santa con la promesa de confeccionar otro manto y llevarlo a Agres.
El investigador Antoni Ariño narra un milagro de San Vicent Ferrer en la ermita de santa Ana en Ontinyent. El vicario de la iglesia parroquial de Santa María subió a la ermita de santa Ana, situada sobre una loma a unos 2 km de la población y muy cercana a la zona donde estaban los enfermos. Al llegar observó que la lámpara de aceite estaba apagada. El ermitaño colocó una pequeña cantidad de aceite, que permitió que la luz estuviera encendida toda la noche. Cuando despuntó el día descubrió que, a pesar de haber estado toda la noche encendida la lámpara, la cantidad de aceite no había disminuido. Este fenómeno fue considerado milagroso y el clérigo decidió. “y con viva fe tomó el Sr. Vicario de la lámpara un poco de azeite y habiendo ido a donde estaban los apestados exortó a que tuvieran fe y esperanza en el Señor…y conociendo la confianza que tenían en Dios unjió a todos y observando que se mejoraban”. Este milagro presenta unas características muy parecidas al ocurrido en la vecina población de Agullent.
Para uns segundo artículo dejamos los casos de Cocentaina, Xátiva y Agullent. Para saber más sobre el milagro de San Sebastián sucedido el 24 de julio de 1.600 en Xixona se pueden consultar estos artículos publicados en este blog.https://bgarrigos07.wordpress.com/2014/07/23/24-de-julio-de-1600-milagro-de-san-sebastian-al-raval/ y https://bgarrigos07.wordpress.com/2021/09/11/ursula-morant-y-el-milacre-de-sant-sebastia/.
BIBLIOGRAFÍA
GARRIGOS SIRVENT, Bernardo, «La peste de 1.600», El Programa, Xixona, Federació de Sant Bartomeu i Sant Sebastià, 2019, págs. 233-238. FUENTE: https://bgarrigos07.wordpress.com/2022/10/05/la-peste-de-1600-alcoi-y-ontinyent-1/