POR OSCAR GONZÁLEZ AZUELA, CRONISTA DE LAGOS DE MORENO (MÉXICO).
Por: Nicomedes. De Cuco Sanchez Para el inquilino de Palacio.
Muy señor mío, aunque sabemos que lo suyo no son las rancheras me uno a todos los que pensamos, aunque sea desde el más allá, en la salud de la república. Qué gusto verlo salir a cuadro aclarando que fue covit -sic-, bajo la escenografía de un palacio que poco a poco empieza a dejar de ser suyo, porque sabrá usted que en poco más de quinientos días, ya no le gritarán ni las piedras del campo.
¡Bienvenivido pues mi pávido návido!, ¿por qué no estaba su esposa návida, cuando le dio el famoso váguido? Será que el anillo de bodas que puso en su mano ya no es vigente; suele suceder. Y por cierto, aprovéchela mientras la tenga para que le dé sus clasesitas de letras más que de historia, cómo está eso de que: “el muerto que tú matais goza de cabal salud”, ¿de vos o de tú compadre?, digo, no se me ponga de pechito con los españoles, que ya sabe cómo se las gastan -con usted-.
Cuentan por a’i que anda usted muy sentidito porque se le deseó la muerte dada su desaparición por casi ochenta horas que por cierto, fueron bálsamo para la república. No, no se sienta mal, no sea tonto -bueeeeno-; entienda que eso no es más que la consecuencia de haberse sentido el rey de todo el mundo; de no haber sido capaz de perdonar; porque cruel y despiadado de todo se reía; arrieros somos y en el camino andamos pues. Recuerde que la vida es la ruleta en que apostamos todos y a usted le había tocado nomás la de ganar; pero hoy su buena suerte y el término de los tiempos empiezan a mostrarle ya la espalda.
Vea que muy a su pesar, sí hubo quien le supliera en las mañaneras, de las que salió bien librado hasta eso, o qué, creiba que no había de hallar; esperemos que ahora no lo agarra entre ojos, que si bien no es monedita de oro, se llegue a también a convertir en otra de sus chanclas a las que tira para no volverlas a levantar o como a esa colección de monigotes a quienes profiere sus amenazantes: ¡te parto el alma!
Cuide su lengua porque los primos del norte andan muy alebrestados con tanta valentonada y si no queda su amigo Donald “El Doblador”, puede usted acabar durmiendo en la cama de piedra y para México, en verdad, sería fatal tal manera de perder.
Por cierto, para el próximo miércoles, México espera que dentro del catálogo del “quién es quién en las mentiras” aparezca su jefe de comunicación social así como todos aquellos que tuiteaban por su mejora de salud de la manera más farsante e hipócrita.
Por último, quedamos en espera, por el bien de la república y de sus tiempos, que no le falle el corazón. Cuco Sánchez