POR ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA)
El 29 de abril de 1948, Carabanchel dejaba oficialmente de ser un pueblo autónomo en las cercanías de Madrid para convertirse en un barrio de la capital.
Desde la Congregación del Carmen que, bajo mi presidencia aglutinó la tradición del antiguo pueblo de Carabanchel, conmemoró el 50 aniversario de la anexión con diversos actos. Eran tiempos en los que esta efemérides no se recordaba -hoy hasta se escriben libros- y era necesario mantener viva la memoria colectiva.
La Congregación del Carmen tuvo un relevante protagonismo en fecha tan señalada para los destinos de Carabanchel. La Virgen del Carmen es la patrona del hoy distrito y entonces pueblo y a sus pies el alcalde de Carabanchel, el día de la anexión, depositó su bastón de mando, tras abandonar un ayuntamiento que dejaba ya en manos del alcalde de Madrid.
Desde entonces la historia unió a la Virgen del Carmen, a su Congregación y a Carabanchel. Por eso, entregamos hace 25 años la Medalla de Honor a la viuda de Rufino Goñi, aquél recordado alcalde que firmó el acta de anexión.
Con motivo del cincuentenario de esta efemérides, el Santísimo Cristo Yacente, segunda advocación de la Congregación, procesionó de manera extraordinaria por las calles de Madrid, partiendo del Convento de la Encarnación. Miles de personas se agolpaban frente al Palacio Real, calle Mayor y Puerta del Sol para presenciar el cortejo. Fue nuestra manera de decir que Carabanchel ya era Madrid.
Reivindicando la historia de la Congregación del Carmen reivindicamos nuestra propia historia. Lástima que aquéllos tiempos dorados en que un grupo de entusiastas relanzamos una institución que languidecía, no tuvieran continuidad por la sinrazón de un clero más interesado en su ego que en el servicio público al que se deben.