DON EMILIO CASTELAR. UN ENAMORADO DE ASPE Y DE SU GASTRONOMÍA.
May 03 2023

POR CARLOS AZNAR PAVIA, CRONISTA DE ASPE (ALICANTE) 

La casa andaba revuelta, mi madre no paraba de darnos ordenes, a la muchacha que llevaba en la casa desde que era una cría y que mi hermano Paco y yo le llamábamos “Chacha Nieves” , mi madre, antes de que terminase de cambiar las sábanas en el dormitorio de invitados ya estaba dándole otra orden, el gallinero temblaba, los mejores pollos iban a pasar a la cocina, también habían gritos para mi padre que andaba nervioso por la casa, mi madre le decía: “ vete a que te de el aire y déjanos a Nieves y a mí que todo saldrá bien”, mi hermano, con una sonrisa de complicidad me decía: “Don Emilio está al caer” , en ese momento oíamos a mi madre que nos confirmaba lo que sospechábamos, cuando le decía a Nieves: “ aparta los huevos de hoy y los que pongan las gallinas mañana para las torrijas, pues ya sabes que a Don Emilio le encantan.

Todas sus amistades de Madrid conocen mi nombre, pues él les dice que no hay torrijas como las de Aspe hechas por Ramona la esposa de su gran amigo Paco Galvañ”, al decir esto mi madre se relajaba y llamaba a Nieves de nuevo diciéndole: “ven vamos a repasar lo que tenemos en la despensa, por si tenemos que comprar o encargar algo”, entonces las dos se sentaban y empezaban con el menú para los días que Don Emilio Castelar iba a estar en Aspe pero invitado y de huésped en nuestra casa.

“Para mañana que según le ha dicho a Don Emilio a mi marido llega sobre las 12 h. nos levantamos temprano para prepara las pelotas, del pan que amasé ayer guardé varias barras para las torrijas, pero no las haremos hasta la hora del café, pues a Don Emilio le gustan calientes, a esa hora vendran muchas personas, unas que de verdad le quieren y admiran y otras por algún favor o influencia, pero habrán torrijas para todos, la cena ligera, aunque a Don Emilio le gustan los balncos y la longaniza y habrá que sacarles, hace un mes le mandamos un buen paquete con Gines Alberola, su secretario, después nos escribió Doña Concha Cautelar diciéndonos lo bueno que estaba todo, y lo a gusto que estaba su hermano con los blancos, la longaniza y las morcillas de cebolla de Aspe, a mí no me duele nada mandarles si fuera preciso todo el embutido que hicimos del cerdo, tanto Don Emilio como su hermana son unas personas maravillosas que nos quieren de verdad y nosotros le correspondemos o como sabemos porque la verdad es que me veo muchas veces en un compromiso, el año pasado, el día que Don Emilio vino con Don Eleuterio Maissonave, se empeño en que yo me sentase a cenar con ellos después de que tu y yo preparásemos la mesa y servido la cena, figurate que compromiso, menos mal que como eran personas extremadamente educadas entablaron una conversación en la que yo pude dar mi opinión y mi punto de vista, pues hablaron del coste de la vida y de la buena o mala gestión de algunos ayuntamientos, y de eso entiendo yo un rato, al servir el postre que eran: gachas con arrope, me levanté y ya no aparecí por el comedor hasta que no vino mi marido a buscarme, pues antes de irse Don Eleuterio Maissonave y las 6 personas que habían venido con él, también muy importantes, querían despedirse de mí y darme las gracias por la cena, que como te acuerdas fue fritada de conejo, tortilla de patata y las gachas con arrope de postre, esa noche también cenó Gines Alberola y unos amigos de Don Emilio de Elda y Sax, todos republicanos, mi marido es noche no la olvidaría nunca, según él se hablaron unos temas muy importantes en el aspecto político y que tenían mucho que ver con el futuro del país. Gines que nos debe el haber conocido a Don Emilio que en esta casa porque se lo presentamos nosotros, le pidió permiso a éste para contar una anécdota de las muchas que a esta gran hombre le ocurren en ese Madrid donde se desenvuelven los dos.”

2 “A la insistencia de una señora esposa de un personaje de la vida política madrileña que le reprochaba su soltería, y de alguna manera trataba de obligarlo a que la diera una respuesta.

Todas las miradas volviéndose hacia Cautelar aguardando su respuesta. Rápido como el relámpago éste contestó: “Veo Clotilde que anda usted atrasada de noticias. Aquí donde usted me ve, desde hace mucho tiempo que estoy casado”, -“¿Casado?”, -“Si Clotilde, no es broma, casado con una mujer que absorbe noche y día mi pensamiento, a quien adoro más que a mi madre si viviese, por cuya felicidad sacrificaría mil vidas si de ellas dispusiese, la que  de ser posible colocaría yo en un altar para que a sus pies, prosternado rindiera homenaje el orbe entero. –“¡Dichosa mortal que ha logrado inspirar tan maña pasión a un hombre tan eminente como usted!, Y, ¿cuál es el nombre, si puede saberse, de esa deidad?”

¡Señora, todos los presentes la conocen!, se llama España”. Mi madre seguía contándole anécdotas de Don Emilio a Nieves y ya no se acordaba ni de las pelotas ni de los pollos que estaban por desplumar en la cocina hasta que la voz de mi padre la devolvía a la realidad, ¿no sabemos cuántas personas vendrán mañana con Don Emilio?, mi madre le contrastaba: no te preocupes que habrá comida para todos.”

Todo esto me contaba Ramona Galvañ Alenda, y muchísimo más de las visitas del que fuera último presidente de la 1ª República concretamente a su casa que se encontraba en la que es hoy Calle Cautelar, la casa ha desaparecido y en su lugar se encuentra el bar “López”, pero de todo esto y sobre los detalles de esta familia y su amistad con el gran orador, político y escritor, ya lo escriví en un artículo publicado en la Revista “La Serranita” en 1984, Nº 37 con el título: “Aspe y Don Emilio Cautelar”, pero también me parecía importante reflejar los gustos gastronómicos de uno de los personajes más importantes en la segunda mitad del siglo XIX, su biografía se puede encontrar en todos los libros de historia.

En una biografía de Don Emilio Cautelar publicada en 1930, que tuvo la gentileza de regalarme Jaime Alcaraz Martínez, persona en la que aprecio y respeto, he escogido la parte en la que hace referencia a los gustos gastronómicos del gran tribuno.

3 “Estimaba poco el dinero, pero le gustaba gozar de todos los sibaritismos. No bebió licores; pero amaba los vinos generosos si bien los bebía con cierta sobriedad. Era excelente gastrónomo y prefería la cocina española a la italiana y la Francesa”

Dos cartas manuscritas y firmadas por Don Emilio Cautelar y Ripoll, dirigidas a Francisco Galvañ se encuentran en poder de Antonio Pavía, a él se las regaló la hija de Galvañ, “Ramonica”, la mujer que un buen día recaló en casa de mis padres y a la que yo escuchaba y pedía que me contase todos sus recuerdos sobre las visitas de D. Emilio a Aspe, y la gran amistad del político con su padre.

Las dos cartas están escritas en los mismos términos, la primera con fecha “Madrid 6 de marzo de 1877” comienza así: “Querido Galvañ: Gracias mil por todos recuerdos y todas sus bondades. Recibimos las cómodas persianas y los riquísimos dátiles. Esa tierra es un paraíso que produce las mejores frutas del mundo”. La carta continúa con elogios a esta tierra, y con una invitación a Madrid: “Aquí tiene usted una como la propia de Aspe y en la casa, éste, su amigo que le quiere de todo corazón, Emilio Cautelar.

La otra carta fechada “Madrid, 26 de diciembre de 1881” está escrita en los mismos términos: “Querido Galvañ, hemos recibido sus regalos y todos nos han gustado extraordinariamente. No hay tierra en el mundo como esa para ricas frutas y para buenos amigos”. La carta continua con elogios hacia la familia Galvañ Alenda y acaba “siempre le quiere a usted muchísimo su invariable, Emilio Cautelar”

Por todo lo expuesto se deduce que este gran personaje del que dice don Jacinto Benavente que fue “el primero entre los oradores del mundo” y añade “hombre enérgico, gran patriota, era el único capaz de sobreponer la salvación de España a la salvación de la República”4. D. Emilio Cautelar fue un enamorado de esta tierra, de este pueblo donde tuvo grandes y buenos amigos que le obsequiaron con nuestra rica y variada gastronomía.

Carlos Aznar Pavía

1.- Recuerdos de Ramona Galvañ

2.- Memorias de un Secretario. Gines Alberola M. 1950

3.- Revista Biografías D. Emilio Cautelar

4.- Historia Gráfica Contemporánea, Benavente y su tiempo.

FUENTE: EL CRONISTA

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