POR SANTOS BENÍTEZ FLORIANO, CRONISTA OFICIAL DE CÁCERES
La Reina Isabel la Católica visitó la Villa por primera vez el día 30 de Junio de 1.477, llegando por la tarde ya que estuvo por la mañana en Trujillo. Con fecha de ese día poseemos el Acta del juramento prestado por la Reina Católica a su entrada en Cáceres, permitiendo guardar a la Villa sus fueros, privilegios y libertades, como era costumbre en la época. Lo realizó en la Puerta Nueva (hoy Arco de la Estrella), acom-pañada del Cardenal Mendoza y rodeada de su séquito, de los caballeros, escuderos, oficiales y hombres buenos de Cáceres jurando sobre los Santos Evangelios conservar y defender los fueros, privilegios y libertades de la Villa.
Testigo de ello fue el Bachiller Hernando de Mogollón, quien, arrodillado le presentó el misal y le pidió: ´´Jura defender y acatar los fueros, privilegios, buenos usos y costumbres de la Villa de Cáceres, que fueron dados por Don Alfonso IX Rey de León y Galicia´´. Y Doña Isabel con su mano derecha en el libro sagrado, majestuosa-mente le respondió: ´´Si juro e Amen´´. Una cartela en piedra en la muralla así lo acre-dita. Aparece la fecha en que juró la Reina Isabel el 30 de Junio de 1477 y la fecha en que juró el Rey Fernando el 27 de Febrero de 1479.
Con esta visita real dio comienzo uno de los periodos históricos de más brillantez en la historia de Cáceres y, añadiría más, supuso la modernización de la organización municipal y de la sociedad cacereña de la época.
En los diez días que duró esta primera visita atendió desde Cáceres asuntos con-cernientes a su reinado y otros temas de interés local.
Entre estos destacamos el que le concediera a la Villa de Cáceres su Escudo de Armas. Anteriormente se habían utilizado dos sellos, uno con el león y otro con el castillo, correspondientes a la Heráldica de León y Castilla. Isabel ordenó que se des-hicieran los dos sellos y se hiciera un solo escudo de armas, que tuviera en una mitad un león y en la otra mitad un castillo, y que esas armas fueran las suyas propias de la Villa de Cáceres para siempre jamás.
Una leyenda, con pocos visos de realidad, cuenta que al ver ondear la Reina el Pendón de la Villa tan roto y deshilachado, traído por Alfonso IX en la Reconquista de la Ciudad, conocido como el de San Jorge en honor al Santo, una vez estuvo en sus aposentos pidió que le trajeran tan solemne emblema, orgullo y fervor de la Villa y solicitando aguja e hilos, ella misma se encargó de remendar y rebordar con sus propias manos sobre seda carmesí las roturas y desperfectos incorporando a él el castillo, ya que sólo tenía el león.
El Pendón de seda natural de 230 por 180 centímetros está considerado como la bandera concejil más antigua de España y la primera en la que aparecen unidos los símbolos de los dos Reinos, el de Castilla y León, evidencia histórica de su unificación.
En los ratos de ocio Doña Isabel paseaba por la Villa y sus alrededores; en uno de sus paseos llegó hasta una huerta en la Ribera del Marco se encontró con un labra-dor y sin conocerla al verla le ofreció una manzana, la Reina agradecida ante este gesto le dijo que era Isabel y que le pidiera algo que deseara y éste le contestó: “Lo único que deseo es agua para poder regar mi huerto, mi Señora“. Y así se hizo, desde ese momento y en el futuro, la Reina le concedió el privilegio a dichas tierras para ser regadas, cual fuere su destino en el tiempo y dicha disposición se mantiene hasta nues-tros días y es conocida como la Huerta de la Merced.
Otro curioso ordenamiento que realizan los Reyes Católicos es autorizar y regu-lar las Casas del Pecado para salvaguardar a las mujeres honestas, confinando a las meretrices en casas situadas fuera de la muralla cerca de la Puerta de Mérida y de la Plaza de Santa Clara, en la Calle de Damas, de ahí su nombre actual…..(Continuará).
FUENTE: S.B.F.