El cronista riosano se detuvo con especial calma en varios asentamientos de interés que considera de obligada visita por su enorme atractivo. Para empezar, se remontó al hallazgo, en 1888, de 16 esqueletos y varios utensilios de trabajo empleados en las explotaciones de cobre de Texeo. «Hablamos de una explotación minera con 4.500 años de antigüedad». Cabo afirma que la milenaria actividad minera en este emblemático paraje ha dejado como herencia lo que definió como dos monumentos prehistóricos: «El Socavón y El Arrebolleu dan forma a un auténtico monumento de pilares y arcos».
El Muñón d’Espines
José Luis Cabo también hizo referencia como punto de interés al Muñón d’Espines. «Se trata de un antiquísimo mojón de piedra que deslinda los términos municipales de Lena, Quirós y Riosa», explicó. En uno de los costados de la inamovible roca pueden identificarse las iniciales de los tres concejos (L, Q, R).
Más allá de la huella dejada por la mano del hombre, Cabo también se detuvo en la propia belleza de la sierra del Aramo como enclave natural. Citó L’Abeduriu, «un magnífico mirador que destaca, junto a otros espacios de gran realce, como el Furacu La Fural».
Este riosano subraya que la formación montañosa del centro de la región está repleta de «maravillosos caprichos de la naturaleza».
La charla se enmarcó en la programación cultural de la asociación «Camín de Mieres».
FUENTE: J.L.C.S.