POR JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA (LAS PALMAS)
La historia de Canarias no se entendería sin la historia de los canarios en América. Y es que, como ha señalado David W. Fernández, en su ‘Diccionario Biográfico Canario-Americano’ (1989) «La historia de Canarias es la historia de un pueblo volcado al mar por su geografía, y ha sido precisamente América el escenario donde se ha desarrollado gran parte de la historia del pueblo canario». Una historia para la que el profesor Francisco Morales Padrón, que ya había escrito sobre ‘Caminos Americanos’ (1977), impulsó la creación de un Coloquio de Historia Canario-Americana, hoy punto de encuentro y reflexión ineludible cada dos años. Y uno de los capítulos relevantes, y de sugerente trascendencia para ese devenir, es el de la historia de los Obispos oriundos de Canarias en el Nuevo Mundo. Su labor, en la mayoría de los casos, marcó un estilo, una impronta, una manera de ser y estar que conectó de manera muy directa y personal, a través de los siglos, con aquellas sociedades que poblaban el extenso continente americano, tanto las aborígenes, como las que se formaban en base a un conglomerado social poco visto hasta entonces en el mundo.
Podríamos hablar de nombres como los del primero de ellos Fray Vicente Peraza OP., natural de Betancuria, Fuerteventura, y obispo de Santa María de la Antigua del Darién y de Panamá entre 1520-1526, de Juan López y Augurto de la Mata, natural de La Laguna,Tenerife, que lo fue por dos veces, la primera en Puerto Rico, entre 1631-1634, y luego de Coro-Caracas, los años 1634 a 1637, o de Francisco Pablo de Matos y Coronado, el primer obispo grancanario en América, pues lo fue en Méjico, y con destacada grandeza, de Yucatán entre 1734-1741, y de Michoacán de 1741 a 1744). Recordar otros como Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, natural de Santa Cruz de La Palma, Fray Cayetano Benítez de Lugo, natural de La Orotava, o a Luis Gonzaga de la Encina y Perla, natural de Las Palmas de Gran Canaria, obispo de Arequipa, Perú, entre 1805-1816, que, antes de partir, tanto tuvo que ver con los acontecimientos que conllevó la Guerra de Independencia y la creación del cabildo General Permanente de la Gran Canaria. O mucho más recientemente, casi en nuestros días, Fray Jesús Pérez Rodríguez OFM, natural de Las Palmas de Gran Canaria, obispo auxiliar de Sucre, Bolivia, entre 1985 y 1989, cuando fue nombrado arzobispo de Sucre y Primado de Bolivia. La mayoría de ellos estudiados minuciosamente por el sacerdote e investigador Julio Sánchez Rodríguez, a través de una amplia y selecta documentación que logró reunir gracias a pacientes e incansables viajes por todas esas localidades americanas, lo que le permitió, además, conocer el ambiente y la idiosincrasia de aquellas sociedades, donde estos isleños elevados a la dignidad obispal desarrollaron su labor pastoral y dejaron su impronta insular. La vida y obra de muchos de ellos la recogió en varios volúmenes, magníficamente editados por el inolvidable Carlos Gaviño de Franchy, que hoy son verdaderas joyas bibliográficas de Canarias.
La historia de Canarias no se entendería sin la historia de los canarios en América. Y es que, como ha señalado David W. Fernández, en su ‘Diccionario Biográfico Canario-Americano’ (1989) «La historia de Canarias es la historia de un pueblo volcado al mar por su geografía, y ha sido precisamente América el escenario donde se ha desarrollado gran parte de la historia del pueblo canario». Una historia para la que el profesor Francisco Morales Padrón, que ya había escrito sobre ‘Caminos Americanos’ (1977), impulsó la creación de un Coloquio de Historia Canario-Americana, hoy punto de encuentro y reflexión ineludible cada dos años. Y uno de los capítulos relevantes, y de sugerente trascendencia para ese devenir, es el de la historia de los Obispos oriundos de Canarias en el Nuevo Mundo. Su labor, en la mayoría de los casos, marcó un estilo, una impronta, una manera de ser y estar que conectó de manera muy directa y personal, a través de los siglos, con aquellas sociedades que poblaban el extenso continente americano, tanto las aborígenes, como las que se formaban en base a un conglomerado social poco visto hasta entonces en el mundo.
Podríamos hablar de nombres como los del primero de ellos Fray Vicente Peraza OP., natural de Betancuria, Fuerteventura, y obispo de Santa María de la Antigua del Darién y de Panamá entre 1520-1526, de Juan López y Augurto de la Mata, natural de La Laguna,Tenerife, que lo fue por dos veces, la primera en Puerto Rico, entre 1631-1634, y luego de Coro-Caracas, los años 1634 a 1637, o de Francisco Pablo de Matos y Coronado, el primer obispo grancanario en América, pues lo fue en Méjico, y con destacada grandeza, de Yucatán entre 1734-1741, y de Michoacán de 1741 a 1744). Recordar otros como Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, natural de Santa Cruz de La Palma, Fray Cayetano Benítez de Lugo, natural de La Orotava, o a Luis Gonzaga de la Encina y Perla, natural de Las Palmas de Gran Canaria, obispo de Arequipa, Perú, entre 1805-1816, que, antes de partir, tanto tuvo que ver con los acontecimientos que conllevó la Guerra de Independencia y la creación del cabildo General Permanente de la Gran Canaria. O mucho más recientemente, casi en nuestros días, Fray Jesús Pérez Rodríguez OFM, natural de Las Palmas de Gran Canaria, obispo auxiliar de Sucre, Bolivia, entre 1985 y 1989, cuando fue nombrado arzobispo de Sucre y Primado de Bolivia. La mayoría de ellos estudiados minuciosamente por el sacerdote e investigador Julio Sánchez Rodríguez, a través de una amplia y selecta documentación que logró reunir gracias a pacientes e incansables viajes por todas esas localidades americanas, lo que le permitió, además, conocer el ambiente y la idiosincrasia de aquellas sociedades, donde estos isleños elevados a la dignidad obispal desarrollaron su labor pastoral y dejaron su impronta insular. La vida y obra de muchos de ellos la recogió en varios volúmenes, magníficamente editados por el inolvidable Carlos Gaviño de Franchy, que hoy son verdaderas joyas bibliográficas de Canarias.