POR LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN CRONISTA OFICIAL DE CARTAGENA (MURCIA).
La Cruz Roja cartagenera cumple más de siglo y medio de presencia en nuestra ciudad, esta benemérita institución forma parte indisoluble de nuestra historia desde finales del siglo XIX hasta nuestros días.
Es por ello que días atrás se celebró en El Batel una gala en donde se entregaron unas distinciones a empresas y voluntarios colaboradores que, con su ayuda, hacen posible ese trabajo anónimo de asistencia y cuidado a las personas más vulnerables y a todos en general cuando estamos en situaciones de crisis o riesgo.
Pero también se habló de historia y es que siglo y medio de presencia interrumpida en Cartagena dan para mucho. Hoy solo les comentaré sobre sus inicios, en las últimas décadas del siglo XIX.
Orígenes
Tras celebrarse en Ginebra, el 26 de octubre de 1863, la conferencia internacional para el socorro a los militares heridos en combate, España decide constituir su Asociación de Socorro a los Heridos, junto a otras naciones europeas, basándose en la idea de Henry Dunant.
Cartagena formó su Comité Central de la Asociación Española de la Cruz Roja, así denominada en origen, el 15 de octubre de 1864, bajo la presidencia de José María Salafranca y Anrich, siendo la tercera asociación más antigua de España.
De todas formas, debemos señalar que no sería hasta 1868 cuando se aprueban los estatutos de la Cruz Roja y esta pasa bajo la acción oficial del Estado. El 11 de julio 1874 se institucionaliza realmente su presencia en territorio español.
Precisamente en ese mismo año el comité cartagenero de la Cruz Roja tendría su primera sede en un bajo del edificio de la Plaza de San Agustín, esquina a la calle Real, donde estuvo emplazado posteriormente el colegio de los Maristas y ahora hay viviendas militares.
Pero lo verdaderamente sorprendente es que sería aquí en Cartagena donde se plantea por el propio presidente Salafranca, el vicepresidente José Ramos y los vocales Mariano Pascual Roca, Sinforoso López y Enrique Saesell y Moreno, junto al secretario Antonio Rodríguez de Carassa, en 1866, la necesidad de extender a la Marina de Guerra los beneficios que ya se estaban empleando a los ejércitos beligerantes de tierra y que esta sugerencia se elevara a la Asamblea Suprema Española y está a su vez a la de Ginebra.
Algo que se hizo en 1868, adicionando al Convenio Internacional nueve artículos referentes a la Marina y a las ambulancias y hospitales de mar.
Después de la Revolución Cantonal, la Cruz Roja en Cartagena apenas tiene actividad: algunas acciones de su sección de Damas y poco más. Sin duda, la salida de la plaza de Antonio Bonmati, el impulsor de esa primera ambulancia marítima y del desarrollo de esta institución en nuestra ciudad, fue la causa directa de esta crisis.
América y Filipinas
Pero surgió otro hecho histórico que por la necesidad regeneró en Cartagena a su Cruz Roja. Fue en el año 1898, con la perdida de las últimas colonias españolas en América y Filipinas, que obligó a la llegada masiva a nuestro puerto de los soldados repatriados, sobre todo muchos de ellos heridos y enfermos.
Es aquí, ante una crisis humanitaria, donde de nuevo aparece la Cruz Roja de Cartagena, la que supo reinventarse para sustituir en muchos casos al abandono y la falta de atención de las instituciones nacionales de estos españoles.
Nuevos impulsos con nuevos personajes llevan a la Cruz Roja en Cartagena a altísimas cotas de implicación en esta sociedad; en una plaza fuerte y base militar como esta su necesidad era imprescindible.
Como digo, muchas personas implicadas como socios y voluntarios interactúan a finales del XIX para seguir durante todo el siglo XX una significativa presencia de la Cruz Roja en todo tipo de ámbitos: militar, civil, social, religioso, deportivo y también festivo.
Entre todo ellos destacar a Obdulio Moncada al mando de esta institución, a la que convirtió en una de las mejores a nivel nacional en cuanto a su organización.
O la presencia fundamental del movimiento femenino, con sus damas y enfermeras, destacando la cartagenera Lolita Bas que, en 1921, publicó en Cartagena ‘Vademécum de la dama enfermera de la Cruz Roja y auxiliares sanitarias’, todo un referente para miles de enfermeras en España durante muchísimos años.