POR JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA (LAS PALMAS)
La Isleta, o Las Isletas, como se mencionaba en los antiguos mapas y documentos, se alza como proa y enseña de la capital grancanaria, se la mire desde donde se la mire, desde la mar, desde el aire, desde la cumbre o desde las altas torres catedralicias. Un paraíso que ha sobrevivido al paso de los siglos; que ha sobrevivido al olvido, pero también a la expansión poblacional. Y allí está, contemplando pasar el tiempo, la vida, los sueños y las esperanzas, las alegrías y las penas de una ciudad atlántica, de toda una isla que navega con ella como proa. Y el deporte también ha tenido aquí cuna, impulso y devenir. Por sus contornos marinos han navegado quienes han alcanzado oros olímpicos, al pie de sus montañas, desde improvisados terrenos, nació el futbol insular, y ahora, desde hace unos años, el trail, ese atletismo de montaña que tanta popularidad ha alcanzado en Gran Canaria, recorre sus laderas, crestas y alturas haciendo de La Isleta territorio de montaña en el corazón de la ciudad.
Este 20 de mayo llega de nuevo a los más bellos y sugerentes senderos isleteros una prueba de trail tan original, como hermosa y sugerente, la Isleta Extreme en su octava edición. Un reto que es ineludible para una gran parte del mundo insular de las carreras de montaña. Aunque el desafío competitivo que supone para lo más granado de este deporte, no se contrapone con el sabor de carrera popular, reclamada y concurrida, que se ha ganado en el transcurso de sus siete primeras ediciones. Es, como la propia Isleta, un símbolo, un santo y seña que anualmente se espera, que consagra muchas expectativas y anhelos deportivos. Una VIII edición cuyas plazas se coparon a los pocos días de la apertura de inscripciones, pues nadie quería quedarse fuera de esta posibilidad de afrontar un recorrido de trail muy exigente, de los que forman a los atletas de esta modalidad, o de conocer lo que de verdad es eso de las carreras de montañas, pero sin alejarte mucho de casa, y al tiempo disfrutar de unos paisajes únicos, sugestivos, maravillosos, de una panorámica desde la que Gran canaria se crece en toda su majestuosidad. Y es que, como señala el propio lema de la prueba en esta ocasión, ‘Vuelve Isleta Extreme en una octava edición espectacular’.
Si en las inolvidables primeras ediciones la prueba discurría en su totalidad por el interior de las instalaciones y espacio militares, con salida y llegada en el antiguo e inolvidable cuartel del Canarias 50, ‘el del El Batán’, un Regimiento con enorme arraigo y afecto en la isla donde está presente desde hace ya 450 años, y que ha sido el promotor de esta prueba de trail, ahora se aprecia el acierto que ha sido, desde el año pasado, que esta carrera salga y regrese a la Plaza de La Puntilla, otro de los enclaves isleteros más tradicionales, señeros y simbólicos, donde corredores y organizadores, el Club Deportivo Canarias 50, con el apoyo decidido de la Brigada Canarias XVI y el propio Regimiento de Infantería, pueden compartir con el público una prueba deportiva que cada vez es más seguida por la población en general.
Alcanzada esta cota, entre los edificios y torres de comunicaciones se desciende rápido por la serpenteante carretera que baja por la ladera interior, para luego continuar por senderos volcánicos que conservan intacta toda su belleza y llegar a la carretera de tierra que bordea la linde con el Polígono de El Sebadal. Un trecho largo que asciende poco a poco y nos lleva, en una cuesta pronunciada, donde ya se deja sentir el esfuerzo realizado en los dos anteriores picos, a lo alto de la «Montaña del Vigía», histórico emplazamiento donde aún parece presentirse la presencia del vigía dispuesto a prender, al menor barrunto de peligro por insinuarse velas enemigas en el horizonte, la enorme hoguera con la que daba aviso a toda la isla para que se aprestara a su defensa. Ahora los corredores de montaña, a su paso, con la llama de su corazón generoso y deportivo prenden un mensaje de cariño y confraternidad para todos los grancanarios y sus visitantes.
Tras bajar de las montañas, con un descenso técnico muy significativo, los corredores de nuevo atraviesan toda la llanura central de Las Isletas, para, a continuación, realizar un descenso hasta casi la misma orilla del mar en El Confital. De regreso, bordeando el Barrio de La Isleta, se dirigen hacia la meta en La Puntilla, donde el aplauso y el cariño de cientos de personas les confortan en su llegada.
Una Isleta Extreme Canarias 50, por la que hay que felicitar a sus organizadores y agradecerles su anual enorme esfuerzo. Una prueba inolvidable en lo deportivo, en la belleza de los paisajes que se disfrutan, como también en toda la historia y cultura que enseñorea a estos entornos. Un trail que, desde su primera edición, se consolidó en el calendario anual de las carreras de montaña en Gran Canaria, y como uno de los eventos deportivos señeros de la capital insular. Un trail que es también un ejemplo de deporte solidario, pues todos los beneficios que reporte se destinarán a APEM, Asociación Provincial de Esclerosis Múltiple, y a la Asociación Pequeño Valiente, muchos de cuyos miembros más jóvenes también estarán presentes en la carrera.
Desde lo alto de uno de aquellos impresionantes picos isleteros, en un instante de la carrera, quizá se puedan recordar unos versos de la grancanaria Josefina de la Torre, que allí parecen repetir los vientos alisios, «En lo alto de la Isleta el faro gira y gira/ Un denso olor a algas…Venus, la Osa Mayor…/ Rasguea una guitarra. Una mujer suspira./ La brisa trae aromas de madreselva en flor». Esto es y mucho más la Isleta Extreme, que este 20 de mayo celebra su octava edición en el corazón de Las Isletas.