POR FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES)
Laura Cañadas, fundadora de “Gastrononita”, viene realizando en Madrid una apuesta por unos encuentros gastronómicos. En esta ocasión se ha celebrado en el Palacio de San Martín un interesante hotel en pleno centro de la capital de España, un edificio del siglo XIX, que fue la primera embajada de los Estados Unidos en nuestro país y declarado Bien de Interés Cultural.
www.intur.com/hotel-palacio-san-martin-madrid/
En la entrada me encuentro con dos personajes iberoamericanos amantes de la gastronomía, un colombiano y un chileno, a los que se une la actual propietaria del restaurante “La Cabra”. http://restaurantelacabra.com/
La cata comienza en la mesa de una pareja joven emprendedora en difundir su producto natural a base de fruta fresca ofreciendo el máximo sabor, pues están pasteurizados y duran ocho meses. Su público, niños y mujeres, aunque he de reconocer que los dos que Anais y Jonatan me dieron a probar a base de manzanas Golden mezcladas con otras frutas tienen muy buen sabor y merece la pena beberlos con gusto. www.madarizumos.com
Y de allí a una mesa cercana donde me ofrecieron un bien escaso, un aceite de acebuche virgen extra ecológico. Me contaron que el acebuche es el olivo primigenio, padre de todos los olivos. Produce unas aceitunas pequeñas, las acebuchinas, siendo la cantidad de aceite extraído menor y más concentrado, lo que ofrece un inusitado y excelente sabor. El producto resultante es de la población murciana de Caravaca de la Cruz y para ellos es un capricho divino, no en balde lo llaman “Oleum Deos” y lo ofrecen en un envase de cristal negro para la óptima conservación en tres tamaños. 100, 200 y 500 mililitros.
Y a partir de aquí me dedico, en compañía de algunos amigos, a lo que más me gusta en una muestra gastronómica: los buenos caldos. Había en tres bodegas representadas: Bodegas del Valle, de Requena, que ofrece, también, un servicio de enoturismo, con visitas al viñedo y a la bodega, así como unos paseos senderistas por los alrededores, concluyendo con una cata de vinos y aceites @delvallebodegas . probé, al final algunos de sus vinos con los productos de la cercana mesa, que ofrecía chocolate. Un singular maridaje.
La segunda bodega es Hacienda Albae, de Argamasilla de Alba (Ciudad Real). probé un Chardonnay, floral y muy elegante, fresco y floral. Los viñedos son relativamente jóvenes pues fueron plantados hace unos 30 años, con producciones que en ningún caso sobrepasan los 7.000 kilos por hectárea. Algunos caldos, como los de la Family Grand son vinos que son seleccionados de las mejores parcelas cada año y se envejecen por 15 meses en barricas de roble en cavas subterráneas. www.haciendaalbae.com
La tercera etapa fue la de los vinos de las bodegas Arráez, que nos ofreció el sumiller Carlos Falcó a mi amigo Mariano Castellanos y a mí, que vienen elaborando desde 1950. En esta ocasión probé una singular bebida a base de una variedad autóctona prácticamente en extinción, casi olvidada, Se trata de la variedad Verdil, de la Denominación de Origen Protegida de Valencia. Un vino limpio y brillante de color amarillo, cuya botella lleva como emblema el pez samaruc un pez endémico del Parque Natural de la Albufera, también en peligro crítico de extinción. www.bodegasarraez.com
Y las catas por esta singular muestra terminaron en algo dulce y en algo seco. Verán, los dulces pertenecen a la amplia muestra de la tradición chocolatera de Marcos Tonda, que son de Villajoyosa (Alicante) y proceden familiarmente desde 1793. Probé y maridé algunos chocolates, como el salado con un blanco y el negro sin azúcar con un tinto. Fue todo un descubrimiento. www.chocolatesmarcostonda.com
Y con ello terminé: catar la ginebra de autor “Roders”, que se fabrica artesanalmente en Beniflá (Valencia). Me encantó por el buen gusto mediterráneo a naranja que me dejó en boca. Las fabrica “La Clandestileria”, www.laclandestileria.com que allí representaba Javier Hernández… Y me fui, sin dejar de observar que a unos buenos amigos les gustó tanto que compraron una botella para su casa.
Una pena que no viniera el representante de las mermeladas Frubosque, del Valle del Jerte, de mi tierra extremeña. Según me dijeron, se le pasó que estaba este singular Festival del Gourmet. ¡Increíble!
FUENTE: https://pacorivero.blogspot.com/