POR JOSÉ LUIS ARAGÓN PANÉS, CRONISTA OFICIAL DE CHICLANA DE LA FRONTERA (CÁDIZ)
Los finales de centurias siempre han sido socioeconómicamente aciagos para Chiclana. Y el del siglo XIX fue uno de los más nefastos, fundamentalmente porque dos plagas afectaron a la principal riqueza económica: las viñas. El viñedo del municipio fue atacado del mismo modo que había ocurrido en gran parte de los de España. La primera de ellas se trataba un hongo microscópico, la “Peronocpsia” o “Plasmopara vitícola”, vulgarmente mildiú o mildew –en inglés como se le conoció al principio de su aparición–. Un hongo que se reproduce en los brotes verdes de la parra, sobre todo en primavera lluviosas. La segunda, un parásito, la “Phyloxera vastratix” o simplemente: filoxera. Ambas plagas de procedencia americana.
Al principio se la confundió con el oídium, otra plaga llegada de Norteamérica en 1851; un hongo que no se combatía rociando con azufre las pámpanas -hojas de la vid– y los racimos de uva. La propia prensa la calificó como tal. Así, el 20 de mayo de 1893, el periódico jerezano El Guadalete, escribía: “Se ha tenido conocimiento oficial en el Gobierno civil (por el alcalde) que, en varios viñedos de Chiclana, ha aparecido hace pocos días una plaga. Se cree que sea el oídium”.
Un día antes de la publicación de esta noticia se había celebrado en el consistorio chiclanero la correspondiente sesión semanal de Cabildo. En su punto tercero se leyó, por disposición del alcalde-presidente Tomás Galindo, una carta del presidente de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Jerez de la Frontera, Antonio de la Riva, cuyo contenido literal referido a la plaga era el siguiente:
“Respecto al asunto de la epidemia que afecta a esos viñedos, ocasionando la ruina de la riqueza vitícola de esa población; y cuyos mismos males ya se dejan sentir en esta comarca, estimo oportuno que, siendo el mildew la causa de la enfermedad aludida debe proceder al tratamiento de las viñas con el sulfato de cobre, y para ello convendría solicitar al Gobierno la concesión de algunas cantidades de esta sustancia para repartirlas entre los viticultores perjudicados y aún convendría más pedirle que la Granja Experimental de esta ciudad prestase este servicio, no solo facilitando el caldo bordolés y los pulverizadores o aparatos necesarios, sino también el personal idóneo que pudiera verificar las correspondientes prácticas e instruir el uso de aquellos.
Esté segura esa digna Corporación que, si en vista de estas indicaciones se decide a formular la oportuna demanda, esta cámara la apoyará con todas sus fuerzas, dentro de su humilde esfera de acción, y no solo en el particular, sino en todo dicho asunto que afecte a los intereses de esa población, con cuyo Excmo. Ayuntamiento tendría a mucho la Cámara de Jerez sostener las más vivas y cordiales relaciones. Pero si no quiere esa alcaldía hacer la petición directamente y le parece mejor que la formule esta Cámara, como tendrá que hacerlo por lo que a Jerez se refiere, ruego a Vd. se sirva enviarme noticias de la extensión e intensidad de la epidemia, y las demás que juzgue conveniente para proceder con mayor conocimiento del asunto. Debo además manifestarle que en tiempos del gobernador señor Puigcerver se mandaron a la capital de la provincia grandes cantidades de sulfato de cobre, y esto lo sé fijamente porque dicho señor gobernador llegó a ofrecerme alguna partida para ponerla a disposición de la Cámara. Lo que no sé es el destino o el uso que del sulfato dicho se hiciera, lo cual pudiera Vd. indagar en Cádiz, y si existiese, pedir que se le facilitase una porción de él”.
Deliberado el contenido de la carta, el Ayuntamiento acordó poner el asunto en manos del alcalde “para que en su nombre y representación gestione y ejecute cuantas diligencias estime prudentes para proponer el medio más fácil y sencillo de prestar auxilio los dueños de viñas de esta población a fin de que pueda combatir con sujeción al dictamen pericial la enfermedad que afecta al principal ramo de riqueza de este término y que de la cantidad que existe de sulfato de cobre se faciliten a los pobres braceros que tengan pequeñas porciones de viñas y no puedan costear la adquisición de esta sustancia tan recomendada para llegar al fin deseado”.
Nueve días después, el periódico El Heraldo de Madrid, publicaba: “Ha aparecido en los viñedos de algunas provincias el “mildew”; pero donde la plaga presenta caracteres de mayor intensidad es en la de Cádiz, donde el gobernador civil, atendiendo las excitaciones de la Cámara de Comercio, ha dispuesto que una comisión especial, dirigida por el ingeniero agrónomo de la provincia, inspeccione el término de Chiclana, que es donde se han observado muchas vides enfermas. Los agricultores, particularmente, han procedido ya al azufrado de las viñas, en lo que obran cuerdamente».
Finalmente, no fue con azufre cómo se salvaron algunas cepas, sino con sulfato de cobre.
Bibliografía:
AHMCh: Legajo nº 53. Actas Capitulares. Sesión ordinaria de Cabildo del 19 de mayo de 1893.
BVPH: El Guadalete, periódico político y literario. Año XXXIX núm. 11.394., 20 de mayo de 1893.
BNE: Hemeroteca Digital. Heraldo de Madrid. Año IV, nº 936. Madrid, domingo 28 de mayo de 1893.