Las restantes cruces del Calvario, también realizadas en cantería, fueron ejecutadas por el maestro Mateo Andrés en 1659. La Cruz de Santa Marina también recibió el nombre de Cruz de la Salve, dando origen a inspiradas poesías como la que escribió Basilio Galindo, en la que explica su historia. Narra que, al pie de una vieja encina, detrás de Santa Marina, había una Cruz de madera, que recibía el nombre de la Cruz de la Salve. Con el tiempo, esta Cruz pereció (tronco de madera), pero despertó la devoción del municipio, y construyeron una cruz de cantería para que tuviera más duración. El ejecutor de la obra fue el maestro cantero Jacinto Cáceres en 1909, inaugurándose el 6 de mayo del citado año, el mismo año en el que se debió escribir la poesía, para que no se pierda su memoria histórica.
También, al amanecer del Domingo de Resurrección, cuando terminaba el Vía Crucis en la Cruz de Santa Marina, los mozos preparaban grandes hogueras al son del tamboril, que no había vuelto sonar desde el Martes de Carnaval. Todos juntos marchaban desde la Cruz hasta la plaza del municipio, donde se ponían a danzar en señal de alegría, no faltando la procesión del Resucitado.4
La base de la cruz presenta la siguiente inscripción: “CRVZ DE LA SALVE A LA SOLEDAD DE MARIA”.
José Antonio Ramos / Óscar de San Macario