EL POETA CARLOS CANO
POR GOVERT WESTERVELD Y ÁNGEL RIOS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIALES DE BLANCA (MURCIA).
LA FLOR DE LA PUREZA
Siendo niño entré yo un día
de lá hermosa primavera
en una bella ribera
donde el placer sonreia.
–
Allí en profusion las flores
sus matices ostentaban,
y el ambiente perfumaban
con sus mágicos olores.
–
Murmurando sus querellas,
un arroyo allí corría,
y á las flores les mentia
mil argentadas estrellas.
–
Al verle tan trasparente,
amorosas le besaban,
y en las aguas se ocultaban
de la límpida corriente.
–
Mas cuando luego querian
salirse del arroyuelo,
con amargo desconsuelo
más en su fondo se hundian,
–
Y de su tallo arrancadas
mustias, triste, sin colores,
del alba los resplandores
las hallaban marchitadas,
–
Tan solo una flor yo vi
su cáliz alzando al cielo,
huyendo del arroyuelo
que serpeaba por allí.
–
Era bella y pudorosa,
y en sus hojas escondida
pasaba su breve vida
apacible y venturosa.
–
Me admiré de su belleza
y preguntó con porfía:
–¿Quién eres? y me decia:
–Soy la flor de la pureza.
Carlos Cano
Segovia, marzo 1864