POR ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA).
Permitidme esta divertida licencia para poner en valor el trabajo y la figura de los cronistas oficiales, especialmente los de los pueblos pequeños.
Aunque hoy se les vea como una figura trasnochada propia de unos personajes sombríos y aburridos, su labor y su talante distan mucho de esa percepción equivocada.
Un cronista trabaja desinteresadamente por su pueblo pero también se divierte, anima y vive como los demás. Yo no soy ejemplo de nada ni pretendo serlo pero vamos, que el aburrimiento no es una palabra que me defina ni está en mi ideario personal. La mayoría de mis compañeros cronistas, más allá de su saber y hacer, cumplen esa máxima. La historia, la investigación y la divulgación no son aburridas como no lo somos quienes las frecuentamos. A las pruebas me remito…
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