UN PASEO POR LA MEMORIA DE LA ISLETA • DURANTE EL RECORRIDO LOS ASISTENTES CONOCEN LA HISTORIA DE EDIFICIOS Y PERSONALIDADES DEL BARRIO
Oct 08 2014

JUAN JOSÉ LAFORET, CRONISTA OFICIAL DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, FUE EL MAESTRO DE CEREMONIAS DE UN ENCUENTRO CARGADO DE REVELACIONES Y SALUDOS AL PASADO

Juan José Laforet, ayer, mientras sitúa a los asistentes en el contexto de la iglesia de San Pedro.
Juan José Laforet, ayer, mientras sitúa a los asistentes en el contexto de la iglesia de San Pedro.

Nuevos y viejos inmuebles, atajos, aceras, jardines, bustos y, sobre todo, personas hacen que cada punto, por más recóndito que sea, posea una esencia única que con suerte logra burlar el inevitable paso del tiempo y el vertiginoso y constante cambio. Cada rincón es especial. Cada recoveco tiene su pequeño o gran encanto, según se sepa o según te cuenten. Por las diferentes calles de La Isleta conviven historias que salen al encuentro de la memoria en un muro, una esquina, una conversación nostálgica o en un agradable paseo nocturno bajo una luna que «parece haber salido de un poema de Tomás Morales», percibe y evoca Juan José Laforet, cronista oficial de Las Palmas de Gran Canaria y maestro de ceremonias de un encuentro cargado de revelaciones y saludos al pasado.

Es la tercera vez que se realiza. El barrio está de lleno en las fiestas de La Naval y los jardines del Castillo de La Luz son el punto de partida de un recorrido que se inicia con la intervención de José Carlos Di Blasio, cónsul de Italia. «Me han dejado una papa caliente que no sé si la voy a poder tragar», bromea al principio, despertando el humor de los presentes. Pronto se crea el clima de atención y sintonía propia de quienes están ávidos por descubrir. «El cuerpo consular como tal surgió en 1580 en una colonia genovesa que se asentó en torno a la capilla de San Francisco de Asís», se retrotrae Di Blasio que, según explica, es la actividad comercial y la necesidad de sus agentes activos de tener a alguien que velase por sus intereses en su propio idioma la que provoca el nacimiento de la figura del cónsul. Tras recrearse unos minutos en las vecinas islas de Tenerife y Fuerteventura, el representante del país italiano explica que, inicialmente, «los consulados se establecieron alrededor de Triana, San Bernardo o el Círculo Mercantil, pero poco a poco se desplazaron a la zona del Puerto». De este modo, en los años 60 se establecieron las sedes de Corea y Japón «y Alemania aprovecha que tiene a un consignatario aquí para nombrarlo cónsul». Liberia, Sudáfrica o el Líbano estuvieron también presentes, según José Carlos Di Blasio. «Las Palmas ha sido durante muchos años una fuerza floreciente a nivel consular». Actualmente, la ciudad cuenta con 48 consulados y 56 cónsules que se han «incorporado a la vida social».

Y de los «cónsules que están para consolar», a dos sacerdotes que dedicaron casi una década de su vida a velar por los pequeños más pobres. De camino a la iglesia de San Pedro Juanita Hernández, la Isletera, recuerda su vida infantil por unas calles que ya tiene muy pisadas. «Siempre participo en estos paseos», confiesa, «porque hay cosas que las sé de cuando era niña, pero otras las aprendo aquí». Simón Pérez, párroco de Nuestra Señora de La Luz, es quien va desvelar algunos datos y hechos sobre los ya no presentes en el inmueble Padres Palotinos.

Franccesco y Vitorio pertenecían a la Sociedad Acción Católica que fundó el sacerdote Vicente Palottino y llegaron a la ciudad en 1940. «En aquellos tiempos había sin escolarizar 300 niños» y ellos, cuya misión era educar a los chicos más pobres se pusieron manos a la obra para conseguir la ayuda de instituciones, colegios y maestros de la zona. De este modo los curas lograron que numerosos profesores hiciesen prácticas enseñando a los chavales que acudían al templo también para recibir catequesis. «Además fueron promotores del baloncesto en la ciudad», cuenta Pérez. Alicia Correa se acuerda a la perfección de eso porque ella acudía con su pandilla de amigas a ver algunos partidos. «La procesión de San Pedro que hacían aquí era muy bonita y decoraban las calles con redes y pescado». No se olvida tampoco de los sacerdotes, «la verdad es que Don Vitorio era bajito, un encanto y muy cercano con todo el mundo».

La siguiente parada es la plaza de María Mérida, donde el periodista Antonio Cruz habla sobre los grandes deportistas que ha tenido La Isleta. El broche final lo pone Francisco Medina, vicepresidente del Real Club Victoria, quien explica a los asistentes la historia de la expansión del Puerto desde la quinta planta del emblemático edificio en el que tiene establecida su sede la institución desde el año 1954.

Aunque el paseo llega a su fin, las Fiestas de la Naval continúan. Este viernes, a las diez de la noche, se ejecutará el esperado Chapuzón al son de las coplas de la murga Los Melindrosos. De cinco a ocho de la tarde del sábado tendrá lugar el espectáculo gastronómico Bocados de Mar y Salud en el paseo de Las Canteras, donde el cocinero Felo Botello preparará en directo un plato de lubina cultivada en viveros de acuicultura orgánica acompañado del humorista Dani Calero y el periodista Kiko Barroso como maestro de ceremonias. La plaza de Saulo Torón no solo se llenará de gastronomía, sino también de moda. Allí se celebrará la Fashioneta Caravana Market el sábado y el domingo, de 17.00 a 23.00 horas, y contará con 15 marcas canarias y una cuidada selección de complementos, prendas de vestir y objetos vintage y de segunda mano, así como también se podrán encontrar productos artesanales.

Fuente: http://www.laprovincia.es/ – Amparo R. Montero

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