SOBRE ANTONIO HERRERA CASADO, CRONISTA OFICIAL DE LA PROVINCIA DE GUADALAJARA.
El pasado febrero, Antonio Herrera Casado cumplió 50 años como cronista oficial de la provincia de Guadalajara, un cargo que, para suerte de todos los guadalajareños, espera seguir desarrollando mientras la salud física y metal se lo permita.
Han pasado 50 años desde que Antonio Herrera Casado (Guadalajara, 1947) tomara posesión de su cargo como cronista oficial de la provincia de Guadalajara. A lo largo de este medio siglo de trayectoria altruista dedicada al estudio e investigación de todas las áreas del saber relacionadas con la historia provincial (patrimonio, arte, tradiciones, personajes ilustres, etc.), este médico jubilado ha publicado la friolera de 85 libros y más de 3.000 artículos. Por supuesto, se trata de una labor impagable y, seguramente irrepetible, en favor del conocimiento y la difusión de la historia de la provincia que, siempre que ha sido necesario, ha estado cargada denuncia pública en pro del cuidado y la protección del patrimonio. Sin duda, para todos los guadalajareños es una suerte que Herrera Casado tenga previsto tenga previsto seguir en activo en este cargo mientras su salud y su mente sigan estando tan lúcidas como hasta ahora.
¿Qué balance realiza de estos 50 años como cronista provincial de Guadalajara?
Aunque pienso que ese balance deben hacerlo los demás, personalmente puedo decir que ejerciendo este cargo, que ha sido siempre gratuito y honorífico, he pasado la vida entretenido: porque lo fundamental en la vida es hacer algo nuevo, creativo, que redunde en beneficio de la sociedad, y que la mejore. En este sentido, me siento realizado.
¿Qué ha supuesto para usted asumir esta responsabilidad y dedicar tanto tiempo al estudio e investigación de la provincia?
Satisfacción y afirmación. Efectivamente, ser cronista (en este caso de la provincia de Guadalajara) es asumir un compromiso, dedicar todo el tiempo libre al estudio de los pueblos, de sus historias, patrimonios y esencias. Y defenderlos ante las continuas amenazas que les acechan, como son el olvido, el abandono, la destrucción y la tergiversación. Siempre he considerado la tarea de ser cronista como un estímulo para vivir, como un afirmación de la propia existencia.
¿Sabe el número aproximado de estudios, artículos y libros que ha podido publicar sobre la provincia en este medio siglo?
He publicado aproximadamente 85 libros y unos 3.000 artículos, porque desde 1968 vengo publicando un artículo semanal en Nueva Alcarria y unos cuantos más que he publicado en otros periódicos, locales, nacionales, revistas, etc.
El último libro, publicado este mismo año, está dedicado a los escudos y blasones de la provincia. ¿De qué trata exactamente?
Ése es el titulado Escudos y blasones de la provincia de Guadalajara, que presenta en seis capítulos los más destacados ejemplos de la emblemática tallada y dibujada en lugares como Sigüenza, Hita, Molina de Aragón, o a través de personajes y familias como los Mendoza, y muchos otros ejemplos sueltos de escudos, que son elementos claves para entender la historia de nuestra tierra.
He publicado otro muy poco después, y este sí espero que sea el último, titulado Lecturas de Patrimonio, muy grueso y que reúne docenas de estudios previos, descubrimientos y valoraciones sobre numerosos elementos del variado patrimonio cultural de la provincia.
¿Hay alguna materia a nivel provincial que haya acaparado especialmente su atención?
Me ha interesado especialmente la historia medieval de nuestra tierra, la de los personajes que han hecho grandes obras arquitectónicas y urbanísticas en ella, fundamentalmente los del linaje Mendoza, y sobre todo, me ha interesado siempre el estudio y sistematización de los elementos que constituyen el patrimonio heredado de nuestras ciudades y pueblos, tanto monumentales, como ambientales, etnográficos y vitales.
En general, ¿cuál es la valoración que realiza de la provincia de Guadalajara desde su mirada como cronista oficial?
Guadalajara ha sido esta una tierra clave en la evolución histórica de España porque está situada en su corazón y en el eje de sus más importantes caminos. Siempre he pensado que Guadalajara forma parte de la esencia de España. Por eso, las cosas que aquí han pasado, y las que en esta tierra se han producido y construido, son capitales para entender el conjunto de nuestro país.
¿Conoce personalmente todos los pueblos de la provincia?
Efectivamente, he visitado todos los pueblos de la provincia, los que ahora son municipios y todos los núcleos de población que hay en ella, algunos ya vacíos, abandonados, en proceso de ruina. Yo los conocí vivos, con gente. El proceso de la despoblación, que está nítidamente inmerso en el fenómeno mundial de la ‘urbanización’ progresiva, lo he sentido dolorosamente, pero es algo imparable, por más dinero y energías que se esté gastando en ello. A la gente se le ofrece primero la golosina de la felicidad en la ciudad, y luego no se la puede pedir que sea austera y colabore con la ‘salvación del mundo’ yéndose a un pueblo en el que apenas hay servicios.
¿Cree que Guadalajara ha sabido conservar y difundir adecuadamente su patrimonio y tradiciones?
Guadalajara como ente geográfico que es, no ha hecho nada. Han sido las personas que la han regido, y gobernado, las que han promovido esta dinámica. Se ha restaurado bastante (románico, algún castillo, edificios puntuales) en los últimos 50 años, pero también se ha abandonado mucho. Y lo que más siento es que a Guadalajara se la siga considerando ‘la gran desconocida’, o ‘la sorpresa viajera’ de algunos que parecen haberse dado cuenta ahora de que existe esta tierra. En ese sentido, todos debemos considerarnos un poco culpables de ese desconocimiento general.
En numerosas ocasiones, ha sido crítico con situaciones que sufre o ha sufrido el patrimonio de la provincia. ¿Puede citar algunas que le enojen de manera particular?
Muchas han sido, pero algunas me supusieron disgustos al ver cómo se trataba mal un patrimonio. Por ejemplo, lo que se hizo en la iglesia de La Piedad en Guadalajara inventándose puertas y espacios o el ver cómo se derribaba el castillo de Auñón sin que nadie moviera un dedo. Más el derrumbe, sin dar noticia a nadie, de puentes, fuentes, casonas molinesas, arquitectura popular en todo el ámbito provincial, detalles mínimos pero que ha ido cambiando la faz de esta tierra.
¿Hay algún estudio en el que se encuentre trabajando?
Por el momento, y dado que los años pasan sin remedio, no tengo nada en perspectiva, aparte de seguir escribiendo cada día sobre nuestras cosas, nuestra riqueza histórica y nuestro potente patrimonio.
Entre otras ocupaciones, también es el presidente de la Asociación Provincial de Cronistas Oficiales, surgida en 2018. ¿Qué valoración realiza de los cinco años de trayectoria del colectivo?
Esta es una asociación de personas que individualmente ejercen la responsabilidad de cronistas en diversos pueblos de nuestra provincia, y hemos intentado aumentar su número, para que la mayoría de los pueblos tengan su cronista local. La tarea, aparte de una reunión anual consistente en valorar los problemas que individualmente puedan tener los socios, ha sido tratar con alcaldes de ayuntamientos de que nombren personas capacitadas para realizar la tarea de cronista en sus respectivas localidades. El éxito ha sido muy escaso, porque muchos alcaldes no están por la labor de hacer esos nombramientos.
¿Por qué es importante que existan los cronistas oficiales?
Porque en cada pueblo es bueno que haya alguien que se dedique, de esta forma altruista y gratuita, a estudiar la historia, las costumbres, los elementos patrimoniales de cada pueblo, y divulgarlos con charlas, guías, artículos, etc. Es una tarea grande, y fundamental, hecha a base de pequeñas tareas locales e individuales.
¿Cree que esta figura está lo suficientemente valorada?
En absoluto. Hoy no se valora apenas lo que supone esfuerzo cultural, de estudio, de promoción de valores, de protección de esencias. Es más, suele molestar bastante que haya gente que hable de esto. No es algo de hoy: es un problema antiguo, y estructural.
Personalmente, ¿ha tenido algún predecesor o inspirador?
Ha habido cuatro cronistas provinciales antes que yo. Desde finales del siglo XIX hasta ahora. Todos ellos me han supuesto un modelo al que seguir, pero muy especialmente mi predecesor, el doctor Layna Serrano, también médico otorrinolaringólogo, que pasó su vida estudiando la historia y el patrimonio de la provincia, y defendiéndola allá donde hacía falta.
¿Piensa en la retirada del cargo?
Los cargos de cronistas, todos ellos, son vitalicios. Por lo tanto, seguiré en esta tarea mientras viva. De momento, no tengo pensado en dejarlo. Me encuentro bien de salud y mentalmente abierto.