POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO, (JAÉN)
MAESTRO GENARO
Ejercía por las ventas próximas al Guadalquivir. Enseñaba las primeras letras y utilizaba el Catón.
ONOFRE CANO
Su hijo nos narró algunos recuerdos de la vida de su padre.
Onofre Cano Moreno, estuvo de encargado en la vía desde el año 1940, hasta el 1950, en que se terminaron las obras y se dedicó a la enseñanza “privada”. Fue en el servicio militar donde logró adquirir una buena base y conocimientos.
Como “maestro” estuvo en Chincoya unos 7 años y a su escuela asistían entre 20 ó 25 alumnos. Eran los padres de los niños los que le avisaban ofreciéndole el local. Tocaba la guitarra, cantaba flamenco; albañil, él mismo construyó la escuela de Gútar. Enseñaba a leer, escribir y operaciones fundamentales. Cobraba unas cinco pesetas al mes, pero ganaba más con los regalos: matanza, frutas, harinas, garbanzos. Después estuvo en La Herrera, Nevazos, Cañada de la Madera, en la conocida Casilla de la escuela. En este tiempo se estaba construyendo en el sitio llamado “Los Torcales”, las escuelas públicas, por lo que estuvo poco tiempo. En Gútar, otros cinco o seis años, y después dejó esta actividad al sufrir la prohibición de las autoridades para impartir la enseñanza.
Tras su caminar por las cortijadas regresaba a su casa de 15 en 15 días. En su última etapa viviendo en las Protegidas, preparaba a los jóvenes o mayores para entrar en la Guardia Civil o Policía Municipal.
Pedro Méndez recuerda su asistencia a la escuela de este “maestro”, en el Cortijo de El Valle, posteriormente Los Balcones, Gútar… El horario solía ser de 11 a 2 de la mañana. Utilizaban “El Catón” y el manuscrito “Guía del artesano” una especie de guía para escribir cartas, contratos… Pagaban unas 35 a 40 pesetas mensuales, y comía en el cortijo en donde daba clase, asistían unos quince alumnos como los Berzosa, Sánchez… por la noche daba clase a jóvenes de unos veinte años o mayores,
Un escrito de 1 de marzo de 1958 del Alcalde al Secretario de la Junta, comunica el expediente abierto a una escuela clandestina en Gútar. En el expediente el Inspector Jefe, D. Isidoro Vilaplana indica “Llegan a esta Inspección noticias que se ha establecido un hombre sin título de ninguna clase y ha abierto una escuela de enseñanza primaria. Como el estado ya tiene establecida una escuela que atiende las necesidades, encarezco al Sr. Alcalde que por agentes de su autoridad se proceda a su clausura”.
El Secretario de la Junta se desplaza a Gútar y comunica a Onofre Cano Moreno la decisión de la alcaldía, y escrito de la inspección.
Nacido en 1906, murió en 1976.
PEDRO RAMOS (“El Cartero”)
Inició su etapa en la enseñanza privada en la calle San José para después trasladarse a la calle América, calle Triunfo… Dominaba las reglas elementales de la aritmética que transmitía a los cerca de 50 alumnos que asistían a sus clases. Cobraba entre cinco y diez pesetas al mes. Tuvo dos turnos, en su escuela: uno por la mañana para niños y otro por la noche para adultos. Un sencillo brasero de carbonilla, caldeaba la repleta habitación.
Una de sus alumnas y sobrina Isabel Angullo, nos relataba sus recuerdos: “En aquella época en que la mayoría de hombres y mujeres no sabían leer ni escribir, mi tío y maestro era un hombre con bastante sabiduría. Todos los alumnos que asistimos en aquella época salimos leyendo y escribiendo; cuando empecé mi escolarización en el Colegio Público sabía perfectamente las reglas fundamentales.
Era Párroco Don Antonio Alonso Hinojal y bajaba una o dos veces a la semana a nuestra escuela y con ayuda de mi tío, nos preparaba para la Primera Comunión; para que asistiéramos a la Catequesis nos daba unos vales que tenían el valor de un punto. Al final según los puntos que tuvieses así era el regalo que nos daba.
Los domingos asistíamos a misa y no faltaba ningún alumno. En la iglesia estaban todas las niñas de Cristo Rey con sus uniformes y un día le dijimos a nuestro maestro, que nosotros también queríamos ir uniformados. La razón que nos dio nos convenció y ya no insistimos en este tema.
Ahora que se habla de la naturaleza y las formas de dar las clases, nosotros dábamos muchas de las clases en el campo, con unas sencillas explicaciones de toda la vegetación, árboles y animales. Dominaba la Historia, la Lengua, para mí era un genio que merece se le recuerde por la gran labor que hizo con las familias humildes.
Teníamos que llevar una silla de nuestra casa, una pequeña pizarra y una lata con brasas para no pasar frío, aunque su mujer siempre tenía una buena lumbre.
Dejó la escuela cuando ingresó como cartero en la localidad.
Debo darle las gracias porque de él aprendimos una serie de niños y niñas a leer y escribir”.
Al ejercer sus labores de auxiliar de correos, dejó sus clases, quedándonos su recuerdo impreso en sus fotografías con numerosos alumnos”.
FUENTE: M.L.F.