POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN).
Domingo Henares autor de este libro sobre San Juan de la Cruz inicia sus páginas comentando la carta de Santa Teresa de Jesús sobre San Juan de la Cruz, dirigida al Padre Jerónimo Gracián, (que había sido recién nombrado provincial de los Carmelitas Descalzos) justificando que tal vez fuese una expresión desafortunada, de experiencias negativas ya pasadas o tiene achaques de la edad; o que tal vez estuviese convencida que con su carta lo favorecía: “Olvidáseme de suplicar a vuestra reverencia una cosa en hornazo; plega a Dios lo haga. Sepa que consolando yo a Fray Juan de la Cruz de la pena que tenía de verse en Andalucía (que no puede sufrir aquella gente) antes de ahora, le dije que como Dios nos diese provincia procuraría se viniese para acá. Ahora pídeme la palabra y tiene miedo que le han de elegir en Baeza. Escríveme que suplicase a vuestra paternidad que no le confirme. Si es cosa que se puede hacer, razón de consolarle, que harto está de padecer”.
Comenta en varios apartados la estancia de Santa Teresa en tierras andaluzas, algunos hechos negativos sucedidos en su viaje a Sevilla, lo que puede motivar la crítica de su estancia en las tierras andaluzas.
Sí incide, el autor, en la felicidad de Fray Juan de la Cruz en estas tierras, “No es un empeño gratuito, ni antojadizo la demostración que Fray Juan de la Cruz rebosaba de contento desde el mismo instante en que pisó tierra andaluza, cuando vino desde el capítulo de Almodóvar a su destino en El Calvario, y mientras vivió en Andalucía.
En primer lugar, es lícito imaginarse el sosiego y la paz (que dan alegría) de San Juan de la Cruz, conforme hacia el camino de su salvación, libre de sus perseguidores de Toledo y con la bienvenida y aplauso de cuantos encontraba a su paso. Y a lo largo de todos sus destinos Baeza y Granada, sus nombramientos de autoridad dentro de la Orden.
Domingo Henares cita a Ismael Bengoechea, que en su obra “Andalucía por San Juan de la Cruz”, escribió: “Diez de sus 49 años (1578-1588), por cierto los más fecundos y venturosos de su existencia transcurrieron en tierras de Jaén, Granada, Sevilla, Córdoba y Málaga. Aquí vivió, trabajó, construyo, oró, contempló, viajó, gobernó, fundó, visitó, confesó, dirigió, aprendió, enseñó, escribió, gozó, sufrió, cantó, habló, calló y murió este hombre celestial y divino…”
Tras una parte destinada a mostrar la felicidad de Juan de la Cruz, en nuestras tierras, en otro apartado indica el autor una serie de textos en los que muestra el sufrimiento del carmelita en la cárcel: azotes, la estrechez de la celda, sin mudarse la túnica, el frío intenso en los meses de invierno, la escasez de comida. Haber estado a la muerte…lo que en principio no estaba para cantos ni poesías.
“Es comúnmente aceptada en el ámbito de la historiografía literaria, de que el Cántico Espiritual fue escrito en la cárcel conventual de Toledo. Para nosotros como teoría verosímil y cierta, en otro lugar tan distante, en una tierra más apropiada que la cárcel para los gozos del cuerpo y del alma, en un paraje tan idílico como plantado allí, escondido de las estrellas, con el nombre de Calvario, por las cruces, que puso tal vez un ermitaño antiguo, su refugio al fin, árboles, fuentes, ríos y montes entre Beas de Segura y Villanueva del Arzobispo.
El P. Crisógono en la nota introductoria al Cántico Espiritual: “… Las treinta primeras estrofas (según el orden de la primera redacción fueron compuestas en la cárcel de Toledo…parte de las restantes en …Baeza”. Omite de un plumazo en la cronología del Cántico, los lugares de Beas de Segura y del Calvario.
La M. Magdalena del Espíritu Santo, realiza un índice de las obras sanjuanistas, indicando posibles errores de su texto.
Analiza las palabras del segundo y piadoso carcelero que tuvo San Juan de la Cruz, para la canonización del mismo: “Allí le vio en la cárcel que era estrecha y oscura, sin más luz que la que entraba por una gatera o saetera, roto y maltratado…”
En la línea del Cántico andaluz, Carlos María López Fé, que intuye: …varias de las estrofas del “Cántico Espiritual”, parece que fueron compuestas en esta época de su estancia en El Calvario, o quizás poco después en Baeza o Granada. Con más certeza que las precisiones de los investigadores, nos convence de esa afirmación la abundancia de términos alusivos a un paisaje en el que aparecen bosques, prados florecidos, fuentes de agua clara y ríos sonoros, en el lenguaje de un hombre habituado a la sequedad de los parajes castellanos”.
El autor sigue argumentando la imposibilidad de escribir en la prisión, cita el estudio de Ancel Keys, fisiólogo que estudió durante seis meses (en la segunda Guerra Mundial) a un grupo de personas voluntarias sometidas a un régimen alimenticio bajo en calorías. Además de la pérdida de peso, unos dieciséis kilos, no podían ocuparse en tareas de estudio y no digamos en componer poemas. Cita experimentos de otros autores, como Morgan en su “Psicología social”.
La única solución verosímil, el convencimiento más seguro de que el Cántico tuvo que ser escrito por San Juan de la Cruz , durante su mandato, precisamente, de prior en el convento del Calvario, (después de fugarse de Toledo y de una convalecencia necesitaría de uno o dos meses), y no sólo en el Calvario, sino también en Beas de Segura, además de que iría componiendo estrofas mentalmente a lo largo del camino entre estos dos lugares de ida y vuelta, todos los fines de semana.
Señala el parecer de Antonio Ramos Espejo en su reportaje magistral El preso que huyò de Castilla, en el Diario Jaén, que se expresa de la siguiente manera :” Aquí nacen (en el Calvario),en contacto siempre con las monjas de Beas de Segura los grandes escritos que había proyectado en la cárcel de Toledo, las “Cautelas”, el “Cántico Espiritual”, la “Subida al Monte Carmelo, los nuevos proyectos que culmina después en Baeza y Granada”.
Domingo Henares, continúa analizando las primeras estrofas del Cántico, muestra como la persona debe estar junto a la naturaleza para su composición.
Un libro para leer, en el que con gran fuerza y argumentos su autor nos argumenta variadas razones para creer que fue en El Calvario, dónde San Juan de la Cruz, inició el Cántico.
Domingo Henares, nacido en Puente de Génave, fundador del Instituto de Estudios Albacetenses. Catedrático numerario de Filosofía, Doctor en Filosofía, autor de numerosos artículos periodísticos. Escribió un largo número de libros de los que cito: Si don Quijote volviera, “Palabra y tiempo de Manuel Alcántara”, “Historia de la aviación en Albacete”, “Segura de la Sierra y Jorge Manrique”, “Hombre y sociedad en Julián Marías” , Puente de Génave, Mis encuentros con Julián Marías Jesús Mateo, pinturas murales de Alarcón,…
Ha recibido numerosos premios en certámenes literarios, Primeros premios en Tomelloso, Albacete, Ministerio de Información y Turismo… y distinciones personales : Cruz al mérito aeronáutico de primera clase, Premio Pino Galapán, por su contribución al desarrollo cultural de la Comarca de Segura de la Sierra, distinción del Ayuntamiento de Puente de Génave, creando , el Concurso de Relato Histórico “Domingo Henares”, Premio de la Crítica Literaria, “Dulcinea 2014”, de escritores de Castilla, la Mancha”
Domingo que bebió las fuentes de El Calvario, dejó otra obra sobre San Juan inédita, en este caso mezclaba investigación histórica con una recreación de los personajes, y obviamente Villanueva y el Calvario tienen un papel protagónico.
En la última visita a Villanueva estuvo en el Santuario de la Fuensanta, haciendo fotos y hablando sin parar de San Juan. Un buen sitio para una despedida. Domingo siguió el camino de San Juan de la Cruz, murió en mayo de 2022 en Albacete. Foto, familia Domingo Henares.
FUENTE: M.L.F. Artículo publicado en la revista “Villanovenses Sanjuanistas”