POR ANTONIO MANUEL BELTRÁ, CRONISTA OFICIAL DE LA ALGUEÑA (ALICANTE)
Sra. Alcaldesa y miembros de la corporación municipal de Algueña, Sr. presidente de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, compañeros cronistas venidos de otras poblaciones, presidentes de asociaciones locales, amigos, vecinos, familia, papá, buenas tardes a todos.
En primer lugar, quiero dar las gracias a los miembros de la Corporación Municipal de mi Ayuntamiento, por haber aprobado la propuesta de la alcaldesa Mari Carmen, y elegirme para ostentar el cargo de cronista oficial de Algueña, algo que sería un honor para cualquier algueñero que se precie y que vosotros, por unanimidad, habéis decidido que recaiga en mí. Muchísimas gracias.
Todos los que me conocéis, sabéis que una de mis grandes pasiones es la historia, y más, cuando se trata de Algueña. Es cierto que no hay ningún tema de nuestro pueblo que me sea ajeno o que no me parezca interesante, y eso ha sido así desde que tengo memoria, porque si cierro los ojos y me traslado a mi infancia, me veo con mis padres, abuelos y bisabuelos. Ellos y mis ganas de saber cosas de Algueña. Ellos y el preguntón de la casa. El que acompañaba a sus abuelas cuando visitaban a familiares o amigas armado de lápiz y papel para someter a aquellos mayores a un ameno
“interrogatorio”. En aquellas tardes, mis ganas de conocer cosas de nuestro pueblo hacían pareja perfecta con las ganas que ellos tenían de compartir sus recuerdos con alguien que tanto deseaba oírlos.
Por eso hoy recibo con humildad y profundo agradecimiento este homenaje que me hacéis en forma de nombramiento, sintiéndome en deuda con quienes me han permitido llegar hasta aquí. Me refiero a mi madre, mis abuelos, bisabuelos, mi tia Palmira y su inseparable Honorio, Vicentet el de la fragua, Juanito el de Victoriana, Elia la de José María el de Honorio, Isidro Martínez el de Pepica…Ellos fueron los primeros a los que “exprimí” si me permitís la expresión. Pero como si se tratara de un agua que no sacia, sino que da aún más sed cada vez que se bebe, cada dato, cada anécdota que ellos contaban me hacía querer saber más. Ellos fueron los primeros de una larguísima serie de algueñeros que a lo largo de los años me han permitido ser un eslabón en esta cadena de conocimiento. Y todo con el ánimo de que su historia quedara a salvo para el futuro, puesta por fin sobre el papel.
Porque, aunque no toda la historia está escrita, y yo soy la prueba de ello, sí merece ser escrita para que no se pierda. Yo me considero un eslabón más de la tradición oral de Algueña, en una sociedad donde la alfabetización
va siendo total y donde la información ahora queda registrada y almacenada en multitud de soportes que después son fáciles de consultar por casi todos. Pero esto antes no era así.
Hasta hace unas décadas, nuestros antepasados apenas sabían escribir o leer y aún eran menos los que tenían un libro o los que podían permitirse el lujo de invertir el tiempo leyendo, en una tierra de labradores donde siempre había tanto y tanto que hacer. Por eso era tan importante el patrimonio oral, la transmisión a hijos, sobrinos, nietos… de todo el conocimiento acumulado hasta ese momento. Y no se trababa solo de conocimientos prácticos respecto a las cosechas, cuya transmisión era fundamental para un pueblo de agricultores como el nuestro, sino también la responsabilidad de transmitir a las siguientes generaciones un conocimiento más íntimo, más personal: para que supieran quiénes eran, cuál era su tierra y por qué, cómo festearon sus abuelos, quién era quién en cada familia, cuándo fue que llegaron a esta tierra y cómo es que aquellas fincas ya no eran suyas… Datos orales que, algunos de ellos, al formar parte del equipo que realizó el libro “Documentos para la historia de Algueña, las raíces de nuestros mayores”, se han podido verificar al coincidir con la información documental encontrada para su elaboración.
Toda esta información oral recogida hizo posible que pudiera escribir a lo largo de los años las crónicas algueñeras, en las que he hablado del pueblo, de sus gentes, del origen de las mismas, de sus apodos y formas de conocerse entre ellas, de su toponimia, de su gastronomía, de sus tradiciones, de la enseñanza, de sus fiestas y formas de diversión, de sus artes y oficios (algunos de ellos perdidos en el tiempo), etc.
Por eso, quiero daros las gracias a todos porque cuando he acudido a vosotros preguntando, no habéis dudado en abrirme las puertas de vuestras casas, para intentar hilar entre todos, de alguna pista surgida, la madeja de nuestra historia. Tengo que destacar esta tarde, como el mejor ejemplo, el artículo “Entrañables carrozas”, escrito en 2002, hace ya veintiún años, ¡¡qué barbaridad!! como pasa el tiempo. ¡Cuántas cajas de fotos desempolvé, y cuántas mentes puse a trabajar para que recordaran fechas, datos, anécdotas…! Fue un no parar, un gran empeño para conseguir que se pudieran localizar todas las carrozas habidas en nuestro tradicional desfile, desde sus orígenes en el año 1948. Un total de cuatrocientas cincuenta y cuatro fotografías hasta 2002, que estaban desperdigadas en distintos hogares, pero que al reunirlas consiguieron que la pequeña historia de cada casa, de cada familia, se convirtiera en parte de
algo mayor: la historia reciente de Algueña. Muchas gracias Jorge, porque sin tí, éste y cualquiera de los demás proyectos surgidos de mi mente, no habrían llegado al papel como lo hicieron. Gracias.
Este ha sido siempre mi trabajo, amigos. Estas son mis crónicas, las de mi gente, personas con nombre y apellidos que generosamente han compartido conmigo y con todos vosotros, su historia. Nuestra historia. Para que no se pierda, para que quede registrada y, permanezca al alcance de todos.
Siempre que tengo ocasión de hablar en público me gusta acabar en valenciano, la lengua de mi casa.
Aixina que, per concluïr, vulc dir-vos que, sabedor de la responsabilitat que en mi recau hui, reb aquest nomenament amb moltíssim honor, orgullós de ser cronista oficial d’Alguenya, càrrec que exerciré amb l’il.lusió, lealtat i respecte que Alguenya i vosaltres mereixeu. Moltes gracies. Muchas gracias.
FUENTE: Antonio Manuel Beltrá. Cronista Oficial de Algueña.