POR MANUEL PELÁEZ DEL ROSAL, CRONISTA OFICIAL DE PRIEGO DE CÓRDOBA Y MIEMBRO DE HONOR DE LA RAECO.
Casi diez años después de haber publicado el volumen II de Prieguenses Ilustres (2014) –el I lo fue en el 2009- damos a luz el III con tres decenas más de personajes nacidos en nuestra ciudad, que se relacionan en el Índice, pero que no está de más abundar en su registro. Siguiendo la metodología empleada con anterioridad hemos incluido a seis militares, seis políticos, cinco religiosos, tres poetas, tres empresarios, dos benefactores, un magistrado de la carrera judicial, un catedrático de universidad, un fotógrafo, un funcionario de ayuntamiento y una primera dama.
Como en los dos volúmenes ya publicados nos corresponde hacer una breve introducción. Ante todo no tratamos de elogiar o sobredimensionar a los seleccionados, sino de señalar las notas principales que los caracterizaron, sacrificando a veces por mor de la brevedad otros datos que ciertamente forman parte de su biografía. Eso sí, matizadas aquéllas por la más absoluta objetividad. Entendemos que la biografía no se contrapone a la historia, sino, todo lo contrario, forma parte de ella. No es un género indubitable, sino una especie o rama principal de su frondoso árbol, que no arranca de su superficie sino de su tronco. Con él se ve mejor el bosque. Se habla por ello del “boom” biográfico, tal vez porque no hay historia sin hombres y mujeres que compongan su cañamazo. Por la Biografía, como rama de la Historia, se comprenden mejor sus entresijos. Rara avis, en tiempos de igualitarismos. No hay Historia sin Biografía. Como si se tratara de una foto de familia, la biografía compuesta de individualidades potencian el colectivo de la historia política, su tiempo y sus mentalidades, su contexto y la perenne memoria de su actualidad, superada ya su concepción como una especie de literatura de categoría secundaria. Es lógico, se ha dicho, que la investigación sobre el hombre comience por los datos más primarios de su existencia.
Estas metaideas nos vienen a la mente al posicionar la treintena de personajes de la historia local prieguense. Unos, nacieron y murieron en la villa o ciudad, sin conocérseles ningún escarceo más allende de sus fronteras, entre ellos Francisco de Aranda Herrera (S.XVI), alcaide, alcalde mayor y gobernador de la villa de Priego, y don Pablo Luque Serrano (Ss. XIX-XX). Pero otros apenas vivieron en el pueblo que les vio nacer, como el militar Juan José Caballero Carrillo de Albornoz (S. XVIII), que trasegó desde América (Nueva Granada, Pensacola y Darién) a Europa para morir como un héroe cerca de Perpignan, en la guerra del Rosellón. Participaron de esta circunstancia también los marinos transoceánicos Hermenegildo de la Barrera Hurtado y Francisco Sánchez Crespo (Ss. XVIII-XIX), con sendas nutridas hojas de servicios, como hijos de su tiempo, de su país y de su clase. El primero de ellos como trotamundos marítimo en fragatas, balandras, goletas y polacas en campañas batallas y acciones de guerra, desde guardia marina a mariscal de campo; y el segundo como descubridor de una legendaria y mitológica isla en el Pacífico, inmortalizado por este extraordinario hecho por Julio Verne en Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino. 7 Otro tanto podemos decir de dos patricios locales, don José María del Mármol Moreno (S.XIX-XX), y doña Mariana de Arroyo y Caballero (S. XVII). El primero como promotor de la denominada “Fundación Mármol”, que durante más de medio siglo el buque insignia de su Asilo fue atendido por las Hijas de la Caridad y la Escuela de su mismo nombre cumplió con el fin establecido, hasta que un presidente foráneo trucó uno y otro, y la segunda como fundadora de la aldea de Zagrilla, en cuya dehesa construyó una capilla que dio origen a la población de su nombre. Particular atención merece la figura de don Guillermo Fernández Lasso de la Vega (Ss.XIX-XX), teniente de infantería del Regimiento de San Fernando, destinado en la 4º Compañía del primer Batallón, destacada en la posición “Yemaá de Nador-Halaud”, en las cercanías de Ben Tieb (Marruecos). El Diario Oficial del Ministerio de la Guerra de 17 de septiembre de 1922 se sirvió disponer su baja como desaparecido durante los sucesos ocurridos el mes de julio de 1921. Y también como militares hemos incluido en la nómina a don Antonio Vicente Torralbo (Ss. XVIII-XIX) y a don Manuel Sidro de la Torre (S.XIX). El primero por haber sido condecorado por José Napoleón Bonaparte con la Cruz de Caballero de la Real Orden Real de España, por sus servicios prestados en la Guerra de la Independencia, y el segundo como coronel de artillería, aunque sus méritos lo fueron también docentes al fundar en Córdoba una prestigiosa Academia Politécnica, sucesora de otra anteriormente implantada en Segovia para preparación de alumnos de ingreso en su célebre establecimiento. En este mismo epígrafe cabe citar a don Antonio Alcalá Sánchez (S. XX), perteneciente al benemérito instituto de la Guardia Civil y Campeón de Tiro. En el capítulo de los políticos además del mencionado más arriba, don Francisco de Aranda y Herrera, caben citar a don José Serrano Ramos (Ss. XIX-XX), diputado a Cortes y Gobernador Civil de Almería, y a don Francisco Luque del Rosal (Ss. XIX- XX), alcalde de la ciudad y responsable de la erección del Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, suficiente aval para ser incluido en la lista dado el enriquecimiento urbanístico que supuso esta obra en su conjunto, de la autoría de Collaut Valera y Garnelo. Cinco son los religiosos incluidos en este volumen, por orden cronológico: el jesuita Manuel Arcadio Arenas (S. XVIII), autor de una Historia General de Filipinas, José Serrano Aguilera (Ss. XIX-XX), párroco de San Lorenzo de Córdoba y también poeta popular y costumbrista, fray Gabriel de Priego (Ss. XIX-XX), bautizado como Antonio Villena Romero, ministro provincial capuchino y traductor de sus Constituciones, la madre Carmen Luque Matilla (Ss. XIX-XX), terciaria carmelita, protectora de niños desamparados, don Agustín Molina Ruiz (S. XX), más conocido como “El Padre Ladrillo” y también a sus espaldas con un importante bagaje asistencial en pro de niños, enfermos, desfavorecidos y presos. En el apartado de los poetas tres son los seleccionados: doña Amparo García Pérez (S.XIX), doña Ana Rosa Carazo (S. XX) y don Carlos Valverde Castilla (S. XX), cada uno en su faceta con una amplia y selecta obra, a la espera de ser publicada su antología. En el mundo profesional y empresarial hemos incluido, entre los primeros, a don Manuel Alcalá-Zamora y Caracuel (S.XIX-XX), padre de don Niceto Alcalá- Zamora, primer presidente de la II República, cuya biografía permanece prácticamente desconocida, don José Camacho Matilla (Ss. XX-XXI), catedrático de 8 9 la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid, don José Antonio de Rueda Roldán (Ss. XIX-XX), presidente de la Audiencia Territorial de Sevilla, y entre los segundos a doña María Hernández Castaño (S. XVIII), esposa del famoso torero Cándido y madre del no menos ilustre Jerónimo José Cándido, espadas de la tauromaquia histórica, don José Yébenes López (Ss.XX-XXI) y don Francisco Yébenes Zamora (Ss.XX-XXI), creadores de importantes empresas dedicadas al ramo de la distribución y a la producción oleícola, con reconocidas marcas comerciales. Dejamos para el final otros cuatro prieguenses ilustres: don José Antonio Serrano Ruiz (S. XIX), jurista y presidente de la Excma. Diputación Provincial de Córdoba, el polifacético don Pablo Luque Serrano (Ss. XIX-XX), banquero, empresario y político, don José Jiménez Poyato, fotógrafo artístico y dinamizador cultural vinculado a los poetas del Grupo Cántico, y la primera dama doña Purificación Castillo Bidaburu (Ss. XIX-XX).
Todos los personajes aquí recogidos han sido traídos a la memoria para revitalizarlos, proporcionándoles un retrato gráfico, gracias a las habilidades recreadoras de mi querido amigo y compañero de fatigas Jesús María López Martínez, que se ha valido de fuentes reales (lienzos, pinturas, fotografías o imágenes contemporáneas fidedignas) para representarlos lo mejor posible, darles cuerpo y hacer más inteligible visualmente el texto asignado a cada uno de ellos. Excelente recurso didáctico en el seno de las ciencias sociales, “para mostrarnos a los hombres en toda la complejidad de sus dimensiones, desde sus trabajos hasta sus sueños”.
Con este volumen, que esperamos no sea el último, llenamos otro vacío de la microhistoria prieguense, y aportamos a la historia local un nuevo capítulo, a nuestro juicio digno de ser encomiado, no por cuanto a cada uno de los individuos seleccionados le subrayamos de reseñable, sino por sus propios fueros extraídos de las más variadas fuentes archivísticas y documentales dispersas y ahora concentradas en sus respectivas páginas, aumentadas y corregidas al final con el epígrafe reasuntivo de cada uno. En suma lo que importa es el relato, que, aunque sintético, no deja de ser muy laborioso, porque hay que sacrificar muchos datos considerados menos importantes para aumentar la visión del personaje que mejor defina su figura. Con su glosa se enriquece la historia local, que no debe ser chauvinista ni tendenciosa. De esta forma podrá ser útil para la mejor comprensión e interpretación de la historia general, total e integradora, la historia de las mentalidades y el tejido social y su complejo entramado. Hay otro motivo que nos impele a completar la nómina de este volumen. Venimos asistiendo en los últimos tiempos a la sobredimensión de una de las figuras prieguenses que ya incluimos en el volumen I, y a cuya propaganda y sesgada añoranza y apología se le vienen dedicando unas partidas presupuestarias considerables, englobadas en un Patronato Municipal y aplicadas a un Museo y Casa natal, sala de exposiciones, erección de un monumento público con monolito incluido, estatua sedente, rotulación de avenida, parque multiusos, colegio público de educación infantil y primaria, y celebración de jornadas, conferencias, encuentros, cursos, seminarios y congresos, como si ésta fuera la única individualidad ilustre de la ciudad. La Historia y su Memoria pondrán en su sitio las cosas, porque toda exaltación es censurable, sobre todo cuando se trata de ocultar o minusvalorar, cuando no ignorar y silenciar la de otros muchos cierta o negligentemente olvidados.
El volumen que tiene en sus manos ha sido paginado para leer, ver, mirar y meditar pausadamente la secuencia temporal de cada una de las 30 ilustres celebridades minuciosamente seleccionadas como auténticos protagonistas. Otras imágenes que aparecen en diversas partes del texto llevan en su pie la fuente de donde se han extraído. No nos hemos resistido a incluirlas, porque estimamos que están acordes con el espíritu y mensaje de este tercer volumen de Prieguenses Ilustres.
- Fuente: Texto de la Presentación
FUENTE: CRONISTA http://manuelpelaezdelrosal.blogspot.com.es