Tlacoaleche era una hacienda mixta, ganadera y agrícola, tenía vacas, consecuentemente había leche y la leche se vendía a tlaco precisamente… de allí el origen del nombre «Leche de a tlaco», o «un tlaco de leche».

Hoy en día es una de las poblaciones más importantes y emblemáticas del Municipio de Guadalupe, y ahí tenemos a un gran amigo y colega, don Jesus Noriega de la O, Cronista de Tacoaleche.

Un dato adicional: “Tlaco” es una voz del nahuatlismo, “derivada de una forma adjetivada, ‘tlaco’, que significa ‘medio o que está la mitad’. De hecho el ‘tlaco’ tuvo como valor la mitad de una cuartilla, la que, a su vez, era la cuarta parte de un real.

Pilón, si bien en modo alguno es nahuatlismo, constituye, eso sí, un mexicanismo”, era una moneda “que valía menos de un centavo”; pero “la voz pilón adquirió un nuevo sentido en cuanto a mexicanismo. El pilón era una pesa, sin embargo, cuando “el comerciante que quería atraer a más compradores, una vez logrado el peso exacto, podía añadir en el platillo un poco más del producto en venta, moviendo enseguida el pilón o pesa en las rayas o indicadores, dando así ‘de pilón’ un poco más de lo que en rigor correspondía a su cliente”, dice Miguel León Portilla en el prólogo a “Tlacos y pilones. La moneda del pueblo mexicano”, escrito por Miguel L. Muñoz, quien estudia las características, uso y valor de los tlacos y pilones, piezas numismáticas que “son la interpretación de la gente del pueblo de México al concepto ‘moneda’, traído por el europeo a este continente”, y en donde hace una catalogación de las diferentes monedas de este tipo, así como los lugares en donde se acuñó y utilizó.