EN UNA SEMANA LO MÁS QUERIDO Y SAGRADO.
POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Allí, en su casa, desde hace siglos, la luz clara de la mañana acarrea el sol que anuda en sus tapias blancas los recuerdos que traen los siglos, las generaciones, los años y la vida. Es allí, en su atrio, entre las dudas y las certezas, donde enfilamos para encontrarnos con Ella, en la búsqueda de los anhelos que laten en nuestros corazones. Porque Ella es una devoción más allá de abuelos y padres. Una devoción transmitida como la más valiosa herencia. Devoción, historia, tradición y herencia, todo al mismo tiempo. Que no haya ruptura de ello, porque es lo más querido y sagrado.
Ella es guía y norte en el océano de las tinieblas que alumbran los destinos. Servicio y hermosura. Luz que abarca el retablo de su belleza. Madre gloriosa. Claro amanecer y primera aurora. Puerta del cielo. Su rostro está cargado de historia e historias de dolores y de cicatrices producidas por el mal que causamos.
Ella no puede esperar más tiempo. En su desasosiego quiere abrir la reja para que no existan separaciones, proclamando “por mí viven y me esperan”. Así llega la hora exacta en los antiguos recuerdos y memorias que resucitan la madrugada precisa de azul y plata de agosto. Sí, en una semana, su nombre será gota perfumada de albahaca fresca preñada de alegrías y esperanzas. Bendita seáis, Santa María de Barbaño.
