POR VICENTE VÁZQUEZ HERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE SAX (ALICANTE)
Son muy escasas las referencias a representaciones teatrales en Sax anteriores al siglo XIX. Una de esas ocasiones, el 19 de agosto de 1773, fue motivo de conflicto entre el Concejo de Sax y un vecino de Villena por una cuestión de protocolo.
Ese día se celebraba la festividad de su Patrona con una comedia en la plaza del Parador, donde se entabló una fuerte discusión entre un regidor del Ayuntamiento de Sax y un forastero que ocupaba una de las plazas reservadas al Ayuntamiento.
Dicho regidor, en cumplimiento de su cargo, intentó levantar del asiento que ocupaba un forastero, y al no querer abandonarlo, causó gran escándalo entre los que se hallaban presentes, hasta que por mediación del presbítero Don Agustín López, se pasó a otro asiento dando muestras de irritabilidad y mala educación. El Ayuntamiento acordó abrir información para remitirla al Capitán General de Valencia, puesto que, según el Escribano de la villa, le conocía y era natural de Villena, teniente graduado del Regimiento de Dragones de Sagunto, que estaba de guarnición en dicha ciudad.
Según la certificación del escribano, Cristóbal Lillo de Navarro, “el sujeto… se havía puesto en los Asientos de Villa a ver la Comedia que en dicha tarde se havía de representar, y reusaba quitarse de ellos, era de la ciudad de Villena; oficiosamente me llegué a él y reconozí ser Don Francisco Fernández, natural de ella, Theniente Graduado del Regimiento Dragones de Sagunto, y comisionado de Vandera en la citada ciudad, el qual se hallaba sin Insignia alguna de tal oficial, vestido de chupa y calzón de ante, capa larga, redecilla y sombrero redondo, a quien le esforzé en gran manera para que del Asiento de Villa se mudase al de al lado que era tan dezente, siempre me respondió que no quería; pero, en fin, se quitó de dicho Asiento a nuevas instancias y ruegos de Don Agustín López, Presbítero de esta villa, que más próximamente se encontraba, manifestándole a dicho sazerdote y diciéndole en voz alta que por él se quitaba y no porque la villa se lo mandaba…”