POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Esta primavera está siendo magnífica para el turismo. Fuera de puentes maravillosos, o de fines de semana de abundantes visitas, que, normalmente después de Semana Santa se anima todo esto, estamos recibiendo un buen número de visitantes, de autobuses y coches particulares, individuales o en grupos que se traduce en un ambiente “turístico” muy especial y que se nota. Una demanda incrementada, por la presencia en las ferias de turismo, Intur y Fitur y otros foros de este mundillo. También, dicen, por esas ansias de salir, de viajar, de conocer que quizás sea la “reliquia” más positiva que nos ha dejado la tan denostada pandemia, hay ansias y ganas de ver y disfrutar.
Las consultas abundantísimas en la Oficina de Turismo y el número de visitantes que por ella pasan para recalar información, certifican este momento dulce de este sector, aunque estemos de acuerdo que no todos pueden salir con la alegría conveniente. Pero Madrid, principal origen de nuestro turismo, es muy grande y con muchos potenciales. Bien es cierto que se aprecian muchas visitas de lugares mucho más lejanos, y del extranjero. Y a ratos, según el cielo cambiante, calor, sol, nubes y nubarrones de tormentas, con terrazas de quita y pon… pero el ambientillo se deja notar.
Lo mismo pasa, a otro nivel, con nuestro Albergue de Peregrinos, municipal y gratuito, que está siendo utilizado por muchos andarines del camino del “Sureste”, como en los mejores momentos desde su apertura, peregrinos de los más diversos e insólitos orígenes y también extranjeros.
Pero, a lo que iba. Una de esas visitas gratificantes ha sido la avalancha de chicos y chicas del colegio “Guadiela Sociedad Cooperativa Madrileña”, de Paracuellos de Jarama, que en tres autobuses llegaron a nuestra ciudad para ver la exposición y el proyecto Collegium, y la ciudad, un enorme grupo de algarabía contagiosa que fue recibido por miembros de la Asociación “La Queda” y el Cronista que esto escribe y que, por grupos y alternando, entramos en los distintos lugares que eran la meta de la excursión. También vimos Santa María, el Museo y la Plaza de la Villa.
La idea partió de dos arevalenses que son profesores en ese centro,
Elisabet y David, amigos y profesores con quienes organizamos la visita… Una algarabía juvenil que, llegado el momento de las explicaciones, se tornaba en silencios más que elocuentes… y se aprendieron mi diminutivo que ya no dejaron en toda la mañana… La verdad, en todas mis experiencias como guía, esta ha sido muy gratificante, productiva y provechosa.
Por esas mismas fechas, otro grupito, en este caso más reducido, también llegaron a la ciudad en demanda de revivir sus raíces, y atendí a este grupito por amistad, alguno de ellos era arevalense que hacía años que no visitaba nuestra ciudad y quedó gratamente sorprendido de la evolución sufrida, como yo digo, positiva, con sus más y sus menos… otros acuden cada 9 de febrero “a ver a la Virgen”. No me digan que para mí no era un reto lleno de connotaciones muy emotivas y particulares.
Esto fue como un reencuentro con sus raíces, y tanto las explicaciones históricas y artísticas, como muchas anécdotas de juventud, como el primer curso y primera promoción del entonces flamante Instituto Laboral, afloraban continuamente en cada esquina del recorrido. Pasamos una mañana extraordinaria.
Visitas muy gratificantes ambas.
Como lo ha sido esa iniciativa del Ayuntamiento, diversas asociaciones, hosteleros y “Doblad mis amores” de Collegium, de recordar a un arevalense, Diego Dávila Briceño, introductor de la patata en España, uno de aquellos arevalenses y españoles que se embarcaron en la aventura americana y trajeron nuevas cosas para enriquecer nuestra sociedad, como en este caso un alimento que es fundamental en nuestra gastronomía y que llegó de allá.
Fíjense, yo había leído esta noticia en el libro de Serrano Castelló hace muchos años, y entonces se quedó en la anécdota. Hoy se le recuerda y homenajea con toda justicia, y para ello, la Plaza del Arrabal fue una fiesta de la patata, con mil y una maneras de preparación que hicieron las delicias del público que hizo largas colas para acceder a esa degustación.
Que alimento tan versátil, cuantas formas de llevarle al plato y ¡todas riquísimas! . Un buen tema para profundizar
FUENTE:R.G.S.