NUEVO LIBRO DE JOSÉ ANTONIO RAMOS RUBIO, CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO (CÁCERES).
José Antonio Ramos Rubio publica otra novela histórica, en esta ocasión bajo el sugestivo título EL VARON DE CASTILLA, nos transporta a la Baja Edad Media en Trujillo, que en aquella época pertenecía a Castilla.
El libro ha sido editado por Tau editores y cuenta con una magnífica portada diseñada por Juan Díaz Bernardo.
Según Ramos : “La gloria de los hombres dependen, más que de sus obras, de lo que de ellos divulga la fama. Luis de Chaves es uno de sus hombres grandes por sus hechos. Este libro está dedicado a su memoria”.
Nos relata en el libro el ritmo diario de vida y convivencia de una comunidad urbana en la Edad Media como es Trujillo marcada por las bases de organización y convivencia, la marginación y la pobreza así como los conflictos que surgieron en el vivir cotidiano, los espacios públicos y sus usos por contraposición a los espacios privados representados por las viviendas, el gobierno local, las formas de trabajo y economía que dinamizaron el ritmo diario de la vida en una villa de realengo. Las intrigas y los enfrentamientos bélicos en los que participó la familia Chaves.
Ramos Rubio nos explica que “Luis de Chaves, el que fuera prohombre de Isabel la Católica, vivió en el palacio que construyera su abuelo Nuño García de Chaves en el siglo XIV, ubicado en uno de los lienzos de la muralla, siendo una de las casas-fuerte más importante de la ciudad, que protegía el acceso a la alcazaba por la puerta de Santiago. Cuando muere el rey Enrique IV en el año 1474, los regidores de Segovia proclaman a Isabel y a Fernando como Reyes de Castilla, así surge un reino por la fuerza de las armas y por la diplomacia política, con la ayuda de algunos nobles como Luis de Chaves «El Viejo», que apoyó con los caballeros de Trujillo a la reina Isabel en contra de la desventurada hija del matrimonio de Enrique IV con Juana de Portugal, a la cual llamaban «La Beltraneja». A partir de entonces, nadie disputaría ya a Isabel y Fernando el trono de Castilla, y a la muerte de Juan II de Aragón -cuyas honras fúnebres se celebraron en Trujillo- las dos grandes confederaciones de Estados peninsulares vienen a quedar bajo cetro de los mismos soberanos, preparando así la integración de la gran España”.