POR MANUEL GARCIA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
El pasado miércoles presenté en los 52 Coloquios Históricos de Extremadura, celebrados en la Fundación Xavier de Salas, salón de actos del antiguo Convento de San Francisco el Real de la Coria (siglo XVI), conocido popularmente como La Coria, dentro del conjunto histórico de la ciudad de Trujillo, la ponencia: “La aportación extremeña en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929-1930). El Pabellón de Extremadura y la participación del Real Monasterio de Guadalupe”.
La Exposición Iberoamericana de Sevilla, inaugurada el 9 de mayo de 1929, con dieciocho Estados participantes, más el conjunto de pabellones regionales y provinciales andaluces, fue un certamen que miró al pasado, a un pasado glorioso más que al mundo de la técnica y la innovación tecnológica. Los promotores no ocultaron nunca ese afán de exaltación de glorias imperiales pasadas. Pero fue una Exposición Moderna al aspirar en promocionar el desarrollo turístico y las relaciones comerciales, pretendiendo abarcar tres aspectos fundamentales: Historia, Arte y Comercio.
Extremadura presentó en la Exposición un Pabellón desde su psicología arquitectónica, ofreciendo una visión de sus palacios, mansiones señoriales y casas fuertes. Solar de conquistadores que se despobló para poblar un Nuevo Mundo, al que dio la sangre de sus gentes y sus más preclaros hijos. El proyecto fue encargado al arquitecto Vicente Traver Tomás. Se alzaba en una parcela a espaldas de la Plaza de España, en la avenida de Portugal, junto al pabellón de la nación hermana.
La Exposición Iberoamericana se vio insertada dentro de la Dictadura de Primo de Rivera, no existiendo en aquella época una entidad regional única que representara igualitariamente a las dos provincias extremeñas. Por lo tanto la única forma que había a la hora de ejecutar programas regionales pasaba por las Diputaciones Provinciales. Ambas entidades constituyeron sendos comités, presididos por los presidentes provinciales. Ellos quisieron que fuese una manifestación del alma regional en el pasado y en el presente; lo que fuimos y lo que somos. Adelardo Covarsí y Juan Caldera se encargaron de la coordinación para seleccionar la representación de los artistas extremeños en la Exposición.
El Pabellón extremeño fue inaugurado el 30/X/1929 por el rey Alfonso XIII, acompañado por los infantes Jaime, Beatriz y Cristina, además del general Primo de Rivera y otras autoridades. Acogió diferentes actos y muestras, desde exhibiciones comerciales a secciones culturales: pintura, orfebrería, escultura, mobiliario antiguo y una buena representación de los artistas extremeños de la época. Traje regional, prensa, libro español, documentos históricos y fotografías.
Junto con el Pabellón de Extremadura se significa la presencia del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe en el Palacio de Bellas Artes o Arte Antiguo de la Exposición, situado en la Plaza de América, hoy Museo Arqueológico de Sevilla. La Real Casa de las Villuercas aportó setenta y seis piezas, representadas en documentos, libros corales, escultura, bordados, dibujos-bocetos y orfebrería del mayor interés para la historia y el conocimiento del arte español en los períodos de su mayor gloria y florecimiento.
Encontraré fecha para exponer esta ponencia en Montijo.