Hasta que adquirí un Seat 600, de los coches de choque dependía mi reputación en San Mateo; conocí estas barracas en el Campo de Maniobras, en la actual calle Calvo Sotelo, siendo niño, pero las disfruté en mi adolescencia, en San Pedro de los Arcos, atraído por los cantos de la sirena que anunciaba cada puesta en marcha.
EL CAMPO DE MANIOBRAS