POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Despiertan las orzas, volviendo al cabo de un año los sabores de la temporada.
Las primeras aceitunas bajo el aliño mejor guardado. Tres o cuatro días en agua, cambiándola dos o tres veces cada jornada. Ajo, orégano, pimiento molido, laurel y un buen reposo.
A finales de octubre serpenteará el rito del humo y el olor a castañas asadas envueltas en un cartucho de papel estraza, bajo los contraluces con los que nos obsequian sus días. Y llegarán sabores a buñuelos de viento, pestiños y huesos de santo.
Las ausencias blanquearán nichos y colocarán crisantemos sintiendo las ausencias y los recuerdos. Porque las horas liman los días, los días roen los años y los años menguan la vida.
Nada somos, por más que nos empeñemos.
Todo es efímero.