POR GABRIEL SEGURA HERRERO, CRONISTA OFICIAL DE ELDA (ALICANTE)
Un 26 de octubre de 1902 el ayuntamiento eldense, presidido por el liberal Manuel Beltrán Aravid, instituía el cargo de “Cronista Oficial de la Villa”. Título honorífico que le fue concedido a Miguel Tato y Amat, escritor, periodista y director del semanario local “El Vinalopó”, así como autor de unos incompletos “Apuntes históricos de la villa de Elda”, que comenzaron a publicarse, a modo de folletín, en dicho semanario.
Resulta curiosa el acta de nombramiento pues se le instituye un sueldo de una peseta diaria, así como la obligación de “coleccionar los documentos del Archivo Viejo para hacer el inventario general”.
Sin embargo, aquellos primero años del siglo XX era poco dados a la Lírica y poco pudo hacer el cronista, pues apenas duró en el cargo. En abril de 1904, el ayuntamiento presidido por el conservador José Joaquín González Amat acordó la destitución del cronista oficial “…por no permitir los fondos que se siga abonando la gratificación…”, según consta en el acta municipal. Decisión política detrás de la cual estaban, a buen seguro, la incesante crítica a la labor municipal desde las páginas de “El Vinalopó”, de marcada tendencia liberal.
Desde aquella destitución y durante medio siglo el cargo de cronista oficial de Elda permaneció vacante, hasta que en 1955 Alberto Navarro Pastor fue designado para tal cargo honorífico. Cargo que dignificó con su trabajo durante cincuenta y dos años (1955-2007) hasta su fallecimiento.