POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA).
Es mi costumbre por estas fechas comentar algo sobre el congreso nacional de los Cronistas de España, en esta ocasión la XLVIII edición.
Desde aquella asamblea constituyente de la asociación, que precisamente se celebró en Ávila el año 1978 con nuestro Cronista Eduardo Ruiz Ayúcar, común de Ávila y Arévalo, como anfitrión y uno de los fundadores, como queda patente en la Asamblea Constituyente, y después de las reuniones previas de Madrid (1976) y Toledo (1977), como consta en la “Historia de los Cronistas Oficiales de España” de reciente aparición. Y en estas estamos cuando de nuevo recuerdo a nuestro Eduardo Ruiz Ayúcar que representaba tan dignamente a Ávila y Arévalo desde la fundación de esta asociación y durante bastantes años.
En realidad, la figura del Cronista es mucho más antigua, pero esta nueva figura nació a propuesta del Instituto de Administración Local,
como un servicio a las villas y ciudades, como un cargo honorífico, altruista y vitalicio, con una nueva reglamentación en esta dirección.
Cuando este Cronista que escribe cumple veinte años de su nombramiento, precisamente empecé a tomar parte en la asociación en el congreso de Ávila del 2003, congresos que vienen siendo un clásico del otoño que, salvo el año de la pandemia, se vienen celebrando en diversas ciudades de nuestra geografía nacional, un gran bagaje con aportes de temas, investigaciones y escritos sobre cosas de nuestras ciudades, comunicaciones puestas en común en esta familia de cronistas españoles y que después son publicadas en interesantísimos volúmenes que las recogen.
Este año nos reunimos en la ciudad de Sigüenza, preciosa e histórica población alcarreña con un rico y singular patrimonio que nos rodeó durante las jornadas de comunicaciones y asamblea, y que se nos mostrará entre reunión y reunión.
Yo conocí Sigüenza hace bastantes años, viajando con mi seiscientos, con el gran castillo que entonces estaba en ruinas y hoy es un espléndido Parador Nacional.
En esta ocasión me siento muy satisfecho por juntarnos allí dos representantes de los cronistas de nuestra provincia… han sido tantos años en mi soledad… Allí estuvimos representando el nuevo el Cronista Oficial de Ávila, recientemente nombrado, Jesús María Sanchidrián, viejo amigo y ahora más cercano por nuestra representación compartida, dos de los seis cronistas que hay nombrados en nuestra provincia.
Es mi costumbre acudir con una comunicación de algún aspecto de la historia o el patrimonio de mi ciudad, este año un tema bastante inédito y desconocido pero muy ilustrativo y elocuente, que nos muestra la vida fabril de aquella antigua villa de la meseta castellana, la fuerza industriosa y elaboradora de paños en una población potente, una faceta nueva y poco conocida que nos muestra las manufacturas textiles, una industria que venía del medievo y que a partir del s. XVI se renueva y moderniza acogiéndose a unas nuevas normativas que desde los Reyes Católicos, con Carlos I y Felipe II promueven una modernización y una mayor calidad de las manufacturas, momentos en los que esta antigua villa comienza su importante declive.
La industria textil arevalense que se muestra en los libros de actas del Concejo con unos interesantes datos de esa industria y los telares que operaban; de esa otra interesante y refinada industria, la de la seda, con una anécdota de lo más singular; o del nuevo impulso de mediados del s. XVIII, con nuevos omentos de gran actividad como lo muestran los datos que publicó el Catastro de Ensenada; y el tímido final mediado ya el s. XX como una sombra o un vago recuerdo de aquel pasado importante.
También hay unos datos muy interesantes sobre las pesas y medidas oficiales, con la implantación del “pie de Burgos”, aspecto complementario de todo lo anterior que unifica las pesas y medidas del reino, otro impulso a la modernidad en aquellas épocas.
Han sido unos momentos de muchos saludos de cronistas conocidos y amigos que, año tras año vamos pasando por este foro de los Cronistas de España, una dedicación a nuestras ciudades y pueblos que no pierde vigencia, por el contrario, se está fomentando de nuevo como una revitalización de la investigación y divulgación de nuestra historia y nuestras cosas.
La emoción también por la falta de algunos compañeros y amigos, entre ellos, sólo quiero recordar a dos amigos: César, de Villar del Arzobispo y especialmente al mexicano Alejandro Contla, de Texcoco…
El próximo año, Dios mediante, nos vemos en Mérida.
FUENTE: CRONISTA R.G.S.