Asimismo, el sábado 28, en el Museo de la Sidra, la Buena Cofradía de los Siceratores de Asturias celebró su VI Gran Capítulo, en el que Sidra Viuda de Angelón, Tere Blanco Trajes Regionales, la Fundación Belenos y el gaitero Xuacu Amieva fueron nombrados cofrades siceratores de honor.

Por último, el mismo sábado, 28, y el domingo 29, tuvieron lugar las Ferias de Otoño 2023. El sábado 28, en el campo de Grandiella, se celebró el XLVI Concursu esposición de Ganáu Vacunu, y el domingo 29, en los soportales del Ayuntamiento, se procedió a entregar los premios y a distinguir, como «Paisanos del Añu», a María Josefa Caldevilla Quesada y José Luis Bernardo Vega, matrimonio que reside en La Peruyera.

También hubo decesos. El 7 nos dejaba Luis Jorge Vega Ovín, a los 93 años. Minero y vecino de Cezosu, estaba casado con Olvido Camblor San José, con la que tuvo a José Luis, Argentina, Isabel, Fernando y Mario. Luego, el 12 faltaba Antonio Vigón Collado. También conocido como «Toño el del Monserrat», estaba casado con María Antonia Rodríguez Álvarez, siendo sus descendientes Antonio, Joselito, María Antonia, Jorge, Sandra y Mónica. Y el 16 faltaba en Gijón Javier Álvarez Fernández, que tenía 67 años y descansa en el cementerio de El Remediu.

Después, el 23 finaban dos vecinos; Vicente y Francisca Belén. Vicente Vigón Carbajal, que contaba 75 años y era viudo de María Amparo García Corte, con la que tuvo a Sonia y a Saúl, nos dejaba en Nava. Y en Oviedo lo hacía Francisca Belén Gutiérrez Camblor, Paqui, que tenía 57 y estaba casada con Julio César Vázquez Alonso, siendo hijos suyos Pablo, David y Rodrigo.

Luego el 29 falleció en Monga, Cuenya, Adelina Canteli Díaz, que contaba 86 años y era viuda de Ceferino Pandiella, con el que tuvo a María del Rosario (+) y a Jaime. Y el 30 finó en Gijón Ilda Vega Vega. Vecina que fue de El Cabañón, Tresali, contaba 92 años y fue madre de Rosa Amelia, Guzmán (+) y Marta María Noriega Vega.

En cuanto al tiempo, el cálido y soleado de septiembre se prolongó hasta el último tercio del mes, para, a partir de ahí, con la llegada de las lluvias, esperadas por cierto, ir aproximándose más a lo habitual para estas alturas del año. Y, como es tradición, los llagares empezaron a mayar.

Al respecto, se da en la villa naveta una circunstancia curiosa, pues, tomando con eje la calle de La Riega, y en menos de 500 metros, hubo, y hay, los siguientes llagares; al empezar, sentido oeste-este, lado izquierdo, el de Tino. Luego, en la esquina con la que hoy es calle Plácido Martínez, estuvo el de Efrén A. Cienfuegos, y un poco más allá, en la calle citada, antes B-12, lado derecho, el de El Sareganu. Seguimos en la calle de La Riega, y tenemos, a la derecha, el de la Viuda de Corsino, y unos metros más allá, al mismo lado, estuvo el de Sidra Sánchez. Unos pasos más adelante, y a la izquierda, el de El Piloñu, y a la derecha, el de Manolo Zapatero. Y enfrente, en la subida a Sorribes, el de Pin Prida.

De todos ellos, que estaban en plena actividad en tiempos posteriores a la contienda civil, siguen en activo los de la Viuda de Corsino y Manolo Zapatero, que es el más reciente, mientras El Piloñu construyó uno nuevo en Gamonéu.

Cosas de Nava, donde, por cierto, ya cuelgan en las calles los adornos navideños.

FUENTE: https://www.lne.es/centro/opinion/2023/11/03/feries-callos-llagares-sidra-duernu-94150922.html