POR TITO ORTÍZ, CRONISTA OFICIAL DE GRANADA
Su especial ubicación en plena Alhambra, y la originalidad de su construcción, lo convierten en lugar romántico, no exento de misterio. Goya, vivió en el.
Durante los años que presenté un programa de misterio en la radio pública de Andalucía, en no pocas ocasiones, el Carmen de Los Catalanes alhambreño, fue objeto de estudio y tertulia por parte de parasicólogos y estudiosos de lo oculto, debido – según ellos – a una serie de manifestaciones recogidas in situ, durante los muchos años que el recinto estuvo abandonado.
Hablaban de que, caída la noche, en ocasiones se escuchaban conversaciones ininteligibles, un piano sonar, o sombras que deambulaban por los jardines, junto a extrañas luces en el interior ruinoso, aunque nunca precisaron que allí hubiera ocurrido desgracia alguna, al menos en los dos últimos siglos en que estuvo habitado. Cierto es que su ubicación estratégica, lo convierten en testigo mudo de nuestra historia, pues su cercanía a Peña Partida, le permitió asistir a la entrada de las tropas cristianas, en la madrugada del dos de enero de 1492, prestos a tomar posiciones en el recinto a evacuar por Boabdil y los suyos.
De hecho, se sabe que durante la primera etapa nazarí fueron abiertos en el subsuelo numerosos silos para almacenar provisiones, mientras se asentaba la dinastía en la ciudad y se organizaban las expediciones militares, todo ello en un amplio sector en cuyo ámbito territorial hubo, al menos un gran cementerio urbano, además de servir de acampada al ejército, siendo utilizada la suave ascensión de la loma como escenario de paradas y desfiles. Según avanzaba la reconquista, muchos de esos silos se utilizaron también para encerrar a prisioneros cristianos y poderlos intercambiar por presos musulmanes, según consta en los archivos.
Francisco de Goya en Granada
Aunque antes fue convento de la orden carmelita, está también registrado, que, en el siglo XVIII, allí vivía el matrimonio formado por Don Antonio Porcel, destacado jurista, académico y político liberal granadino, consejero de Estado y parlamentario en las Cortes de Cádiz, y su esposa, doña Isabel de Los Cobos, personajes muy populares en su época, cuya casa era visitada asiduamente por lo mejor de la sociedad de su tiempo, que alcanza hasta entrado el siglo XIX.
Famoso es el hecho de que el mismísimo pintor, Francisco de Goya, les hizo unos bellos retratos que estuvieron en este Carmen hasta 1887 en que fueron vendidos; el de doña Isabel se admira hoy en la National Gallery de Londres, mientras que el de Don Antonio se perdió en Argentina en 1906, durante un incendio.
Se supone que el genio aragonés, lleva a cabo los retratos, en agradecimiento al matrimonio, por acogerlo en su casa. Las recepciones en el Carmen, tuvieron categoría de grandes acontecimientos, disfrutando los invitados no solo de un interior palaciego, sino de un hermoso jardín, donde el agua en todas sus manifestaciones era protagonista, junto con gran variedad de plantas y flores.
Fue a principios del siglo pasado cuando la familia Miralles adquirió el Carmen y dada su procedencia geográfica, el lugar fue bautizado por la ciudadanía como, El de Los Catalanes. Ésta familia también embellece el lugar, sobre todo la parte exterior y sus miradores.
El Patronato lo hace suyo
El Carmen de Los Catalanes, supone como una cuarta parte de los terrenos que rodean La Alhambra, de ahí que, debido a su abandono durante la segunda mitad del siglo XX, el patronato que rige los destinos del monumento más visitado de España, con buen criterio, no dudara en litigar para conseguir su propiedad y añadirla al recinto como parte fundamental de su entorno e historia. Su vecindad con Torres Bermejas, sus vistas a la ciudad, sus torreones defensivos, y su riqueza arqueológica aún sin explotar, hacen de éste lugar, una joya de las que adornan la corona de la Alhambra.
Nuestro pasado está en cada piedra de sus muros, y el cariño que todos sus moradores pusieron en su conservación, permite que ahora disfrutemos de ésta maravilla, que se dio a la historia como parte adyacente de los palacios nazaríes, sobre todo intendencia, pasó por monasterio, casa palaciega, carmen granaíno, que un día habitó, Francisco de Goya y Lucientes.
FUENTE: EL CRONISTA