POR MIGUEL ÁNGEL FUENTE CALLEJA, CRONISTA OFICIAL DE NOREÑA (ASTURIAS)
Fue en el año 1332 cuando Alfonso XI de Castilla “El Justiciero”, fundó la Orden Militar de La Banda, armando caballeros a centenares de nobles castellanos, que vestían indumentaria blanca con una banda carmesí roja o negra -pues hay diversidad de opiniones entre los historiadores según la época- banda diseñada por el propio rey y que desde el hombro derecho cruzaba el pecho y la espalda. Era una Orden de aguerridos caballeros que además de sus actos heroicos en la guerra, se hizo famosa por sus festejos y banquetes que celebraban con gran solemnidad, teniendo gran estima a los placeres de la mesa, estando dotados de finos paladares, comportamientos en la mesa y conocedores de la calidad de los alimentos: “No había de beber vino en vasija de barro, ni agua en cántaro; y al tiempo de beber se santiguaría con la mano y no con el vaso”
Casi setecientos años después, surgió en Noreña la Orden del Sabadiego. No estamos con aguerridos caballeros al igual que los de La Banda citada, pero si nos topamos con unos nobles asturianos que llevan al condado obispal de Noreña por bandera, su industria chacinera como instrumento base de sus promociones y la historia y peculiaridades de su pueblo por todos los rincones. Son personas de nuestro tiempo que visten en su indumentaria original capa española –negra por supuesto- que otras cofradías copiaron para sus respectivos uniformes cubriéndose con el típico gorro de paño que llevan por montera haciendo honor a la prenda.
Nos hablan con respeto del sabadiego, producto típico de cualquier parte de la geografía peninsular en la piel de toro, producto considerado como embutido humilde, semejante a otros que prácticamente se perdieron por Galicia como los ceboleiros, el birika por el país vasco, el bofe o el farinato por la Salamanca charra o el sabadeño por tierras riojanas. Estos caballeros de nuestro tiempo se inclinaron por un embutido humilde, quizás el más humilde que se elaboraba en las matanzas caseras, pero con mucho ímpetu y sobrados de ilusión, consiguieron que se elaborase un producto de sabor agradable, con carnes de primerísima calidad y que se ha tipificado en este pequeño pueblo del centro geográfico astur, ya que hablar del sabadiego es hablar de Noreña y si de Noreña hablamos, surge pronto la palabra sabadiego sin duda alguna. Pues como aún no están conformes con la labor que vienen realizando, quieren diversificar aún más el producto como base de pastel, de empanadas o de pizzas o con otras pastas italianas si es necesario, y ahora, disfrutarán de los elaborados con carne de gochu celta. ¡Alabado animal!
Coinciden estos caballeros noreñenses con su antepasados de la Orden de La Banda en la gran estima que tienen por los placeres de la mesa, lo cual no nos extraña, pues tal y como nos aseguró uno de estos románticos personajes, es el último placer en desaparecer del cuerpo humano ¡Caballero de la Orden del Sabadiego dixit!
FUENTE: EL CRONISTA