POR JOSE S. CARRASCO MOLINA, CRONISTA OFICIAL DE ABARÁN (MURCIA)
Con motivo del acto de Distinciones y Honores 2023 celebrado el 6 de diciembre, Día de la Constitución, en el teatro Cervantes de Abarán, aquí les dejamos para que puedan saborearla detenidamente, la intervención completa en dicho acto, del Cronista Oficial de la Villa y miembro de la comisión que desde el pasado año 2022 propone a los candidatos para recibir tal distinción, José S. Carrasco Molina.
Es algo inherente a la condición humana el sentimiento de satisfacción ante un premio o reconocimiento y es algo que experimenta hasta la persona más humilde o sencilla, y es algo bonito y comprensible siempre que no llegue a la vanidad o al engreimiento.
Y seguro que esto último no se da en ninguno de los premiados en este año pues se sienten satisfechos, pero no engreídos por el reconocimiento recibido
Un reconocimiento que nace en una comisión que, con buen criterio, creó el pasado año nuestro alcalde con la intención de ir solucionando una situación de desconocimiento y olvido que se arrastraba ya muchos años, en los que el pueblo no había tenido ningún detalle de reconocimiento a personas o asociaciones que habían trabajado por su engrandecimiento o desarrollo en diversos ámbitos de la vida social.
Una comisión en la que se actúa con altura de miras, en la que se puede tener la experiencia, hoy tan poco frecuente, de escuchar cómo personas de unas ideas defienden la propuesta de nombramiento de otras personas o asociaciones de ideas muy diferentes.
Y esto es positivo y enriquecedor y este espíritu es el que debe regir siempre, en la certeza de que ninguna persona es perfecta y ninguna asociación tiene un recorrido impecable, pero que, puestos en una balanza, es mucho más lo positivo que lo negativo en su aportación al pueblo. Y de mantener esta filosofía se trata y, amigo alcalde, si alguna vez este espíritu cambia o se contamina, yo seré el primero en abandonar el barco, aunque quiero tener la confianza de que no va a ser así.
Pues en este órgano, procurando ser portavoces del sentir popular, se ha distinguido de manera unánime a unas mujeres que siempre están disponibles para lo que se les pida para dinamizar Abarán; a unos cofrades que se dejan la piel para que nuestras procesiones alcancen cada año una mayor brillantez y autenticidad; a unos estudiosos que están profundizando y divulgando la riqueza de nuestro paisaje y de nuestra historia más lejana; a unas mujeres que, desde el cargo de concejalas, trabajaron por mejorar la atención a los más desfavorecidos; a un hombre que fue un gran concejal de cultura, además de colaborador en todo lo abaranero y que se nos fue hace muy poco; a una pareja que, teniendo ciudades mucho más importantes para vivir, eligieron asentarse aquí, entregarse aquí y dejar aquí lo que más querían; a un hombre que, desde la nada, ha sido capaz, con el trabajo y la formalidad por bandera, de crear un emporio hortofrutícola que es hoy la principal fuente de vida de este pueblo; y a un equipo de fútbol que, en el año 1963, consiguió la meta deportiva más alta que nunca se ha logrado en Abarán, pero, sobre todo, algo más importante, consiguió unir a este pueblo como pocas veces en su historia, consiguió que todos los abaraneros/as vibraran, se alegraran, y sintieran al unísono el orgullo de ser de Abarán, de pregonar a los cuatro vientos que en un pueblo pequeño, casi perdido en el mapa, se había realizado una proeza de alcance nacional.
Hoy, cuando han pasado ya sesenta años, seguimos admirando y envidiando no solo la hazaña deportiva sino, sobre todo, ese pueblo unido, alegre, próspero y orgulloso que se fraguó al calor del éxito deportivo.
Es cierto que hemos ganado en libertades, en medios, en cultura, en avances tecnológicos, en descubrimientos científicos desde aquel 1963, pero tal vez se hayan resquebrajado con el paso del tiempo esos sentimientos de unidad, de alegría, de orgullo de ser de Abarán de aquellos momentos.
Y días como este, en el que celebramos la Constitución del 78, la mayor muestra de tolerancia y consenso que se ha dado en toda la historia de España; y actos como este donde premiamos el esfuerzo de personas o asociaciones por mejorar Abarán, son momentos apropiados para procurar recuperar aquellos sentimientos de unidad que nunca debieron perderse.
Momentos para mirarnos unos a otros y descubrir todo aquello que nos une, todos esos lazos de las raíces, de la sangre, de la amistad, de la vecindad que son mucho más fuertes que cualquier idea, cualquier doctrina, cualquier creencia que nos pueda diferenciar.
Son momentos para estrecharnos unos con otros, para apretujarnos en un mismo cuerpo, en unos mismos sentimientos y en una misma emoción, como lo hacemos cada seis de enero en el atrio de la iglesia o cada Domingo de Pascua en la Plaza Vieja, codo con codo, piel con piel, corazón con corazón.
Son momentos para darnos cuenta de que nos unen historias, vivencias, recuerdos comunes que todos hemos vivido juntos, al igual que los vivieron las generaciones que nos han precedido en este sugerente rincón del Valle.
Porque todos hemos divisado sobre un mismo puente el mágico discurrir de un mismo río. Todos hemos contemplado desde una misma balconada el esplendor de un mismo valle embriagador.Todos hemos escuchado el mismo sonido de una campanica invitándonos a una misma fiesta.Todos hemos sentido el mismo salpicar del agua de los cangilones de unas mismas norias.Todos hemos escuchado el mismo sonido ronco de un único tambor en la misma triste madrugada.Todos hemos experimentado el frescor de la sombra de unos mismos eucaliptos en un mismo parque.Todos hemos exclamado el mismo “Bienvenido sea” a la llegada a nuestras casas de una misma imagen cada seis de enero.
Por todo ello, porque son tantas cosas las que tenemos en común, hay que construir un muro de contención para que los vientos de división y enfrentamiento que corren más allá de la Garita no soplen más acá y no lleguen a resquebrajar los cimientos de nuestra sociedad, una sociedad que está por encima de cualquier grupo, asociación o partido, una sociedad que tiene siglos de historia, una sociedad a la que han pertenecido generaciones y generaciones de antepasados nuestros, una sociedad cuyo nombre está formado por seis letras, llenas de sentido y contenido:
A DE ARRAIGO EN LA TIERRA B DE BRAVURA EN LA ADVERSIDAD A DE ACOGIDA AL FORASTERO R DE RECIEDUMBRE ANTE LA VIDA A DE AFABILIDAD EN EL TRATO N DE NOBLEZA DE CORAZÒN Así es mi ABARÁN, tu ABARÁN, nuestro ABARÁN Muchas gracias
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