POR MIGUEL FORCADA SERRANO, CRONISTA OFICIAL DEL PRIEGO DE CÓRDOBA (CÓRDOBA)

He podido comprobar que en 2007, acabé el texto con el que presentaba la exposición “Mundos paralelos” de José Tomás Serrano, con las siguientes palabras: “Esta es, pues, una exposición distinta. Su autor demuestra en ella una gran perfección técnica, pero sobre todo, una gran personalidad artística”. Dieciséis años más tarde, creo que esas mismas palabras son válidas, con mayores fundamentos, para iniciar esta segunda presentación que el artista me pide.  

En esos años, José Tomás ha crecido como artista en varios aspectos: hoy nos ofrece una colección muy variada en temas y en técnicas. 

Retratos en los que se percibe no solo la apariencia física, sino la personalidad, la vida interior de los retratados. Paisajes concretos en los que estalla la vida: el brillo ondulante del agua en una fuente, el aleteo de un insecto, los brotes nuevos de una planta, esa ventana cerrada que guarda tantos secretos, o esas superficies de varios colores (la preferencia por el azul de Prusia nos coloca al borde del misterio) que transmiten la quietud simple y profunda de lo espiritual… También nos muestra el artista sus trabajos en el campo de la publicidad, en el que sin duda es merecedor de más abundantes propuestas. 

En cuanto a las técnicas, José Tomás mantiene su trabajo con la cámara fotográfica, pero practica ahora, con maestría, el dibujo a lápiz o a bolígrafo, la acuarela y el óleo en sus pinceles. Tal vez es aquí donde la exposición sorprende más ya que se necesita mucho trabajo para dominar los materiales y los instrumentos propios de cada una de estas técnicas y su adecuación a cada tema.

Animamos pues a José Tomás Serrano para que se prodigue más en las salas de exposiciones, no solo en Priego sino más allá de nuestra ciudad. De sobra lo merece. Y por supuesto, invitamos a todos los prieguenses a visitar esta interesante exposición, que además, se va a instalar en un espacio hasta ahora no dedicado a exhibir arte, pero muy adecuado para este fin.

FUENTE: EL CRONISTA