POR ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA)
El 16 de julio próximo se cumplirán 25 años de la Coronación Canónica de la Patrona de Carabanchel. Una fecha significativa para el recuerdo por cuanto tuvo de histórica.
La Congregación del Carmen, con más de 300 años de historia, que por aquel entonces presidía, tuvo la idea y buscó la oportunidad de engrandecer de esta manera a su Patrona y con ello a todo Carabanchel. Nunca antes se habían congregado en la Plaza de Carabanchel, frente a la Junta Municipal del Distrito y de la Parroquia de San Sebastián Mártir, tantas personalidades eclesiásticas y civiles. Desde un jovencísimo Carlos Izquierdo, que pocos meses antes se había estrenado como Concejal del Distrito, al alcalde de Madrid, el Delegado del Gobierno en Madrid, concejales y diputados nacionales y autonómicos, así como el Nuncio de Su Santidad en España, el Cardenal Arzobispo de Madrid y una veintena de sacerdotes concelebrantes. Nunca antes el Santo Padre, Juan pablo II, había dirigido unas palabras a los congregantes y fieles de Carabanchel, en un mensaje enviado desde Roma y leído por el Nuncio apostólico.
25 años no es una eternidad pero sí tiempo suficiente para conmemorar una efemérides histórica sin rencor. Y digo sin rencor por los lamentables acontecimientos posteriores que acabaron con una etapa que nunca más volverá a repetirse.
La dinámica de actividades que estábamos llevando los años previos a la Coronación, aconsejaban intentar el más difícil todavía y allá nos lanzamos sabedores de las dificultades que encontraríamos. Y no fueron pocas, pero gracias al apoyo decidido del recordado párroco Hilario Peña Rojo, las sorteamos de la mejor manera posible. En una reunión en el Arzobispado de Madrid, acordamos el 16 de julio como fecha idónea para llevar a cabo el acontecimiento. Quedaba aún más de un año y nos pusimos a trabajar para que el día elegido resultara histórico. Diseñamos y encargamos a un conocido joyero la corona que fue sufragada con aportaciones de los congregantes y fieles. Debía de ser algo vistoso pero no excesivamente costosa y creo que logramos contentar a la mayoría. Hablamos con la dirección de Hipercor Vistalegre que se encargaría de realizar el escenario para que el Arzobispo subiera y colocara la corona sobre las sienes de la Imagen. El Ayuntamiento de Madrid, a su vez, instaló el estrado desde donde se oficiaría la Eucaristía, una vez acordado que la Santa Misa se llevaría a cabo en la Plaza y no en el interior del templo, y logramos que una gran banda valenciana de más de 80 componentes, la de Antella, nos acompañara en la solemne procesión posterior, por mediación de mi buen amigo el Cronista de aquélla localidad Ramón Estarlich.
Gracias a todos los que aportaron algo para que aquel día fuera histórico. Gracias al coro parroquial y a su organista que compuso un himno para la ocasión y gracias a mi Junta de Gobierno que se dejó la piel y el alma, no sólo ese día, sino cada uno de los que sirvieron con empeño y dedicación a la Congregación.
FUENTE: EL CRONISTA